Habitación de hotel

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Sucedió como un flash.

Realmente provino desde la nada.

Estábamos en nuestra habitación, preparándonos para salir en la única tarde libre, que hemos tenido desde que comenzamos la gira internacional. Ha sido una semana ocupada, entre conciertos, sesiones de fotografiá y entrevistas con la prensa. Habíamos planeado ir nosotros dos a perdernos en Shibuya llegar en el tren, ir a tomarnos una foto a la estatua de Hachiko, visitar todas esas tiendas de Anime que estabas tan emocionado por ver y comer un postre japones, junto a un café exótico de nombre chistoso.

Recuerdo que estabas colocándote esa polera negra con un dragón estampado en la espalda que tanto te había gustado cuando la viste en esa tienda de segunda mano. Te llevaste la mano al pecho izquierdo y te tambaleaste tan fuerte que me asuste y creí que te desmayarías ahí mismo. Te sentaste en el sillón al costado de la cama, recuerdo que respirabas de forma agitada. Deje de maquillarme y me acerque a ti, estabas pálido, blanco y casi transparente. Sacaste tu teléfono, la pantalla estaba roja y recuerdo claramente como decía "Emergencia" en letras enormes y blancas.

-Mierda-. Lograste decir. -Necesito una ambulancia.

Creí haberme congelado, desconectado de la realidad y partir de ese momento moverme por inercia, pegue un grito fuerte de ayuda y busque mi teléfono, en el baño donde me estaba maquillando, debía avisarle a Suzu, a Jean, al agente. A quien sea.

Antes de enviar el último mensaje a nuestra agente, Jean entro corriendo a la habitación, se quedo petrificado al ver como estabas recostado en el sillón, con la cabeza hacia atrás, respirando profundamente y a mi, sentada en la cama frente a ti, sin saber que hacer y al borde de las lagrimas. "Llama a una ambulancia" le dije, rápidamente Jean salio de la habitación.

-Acercate.

Me coloque de cuclillas al lado tuyo, tocándote las rodillas. Te sacaste la mano del pecho y sostuviste mi mano, con la fuerza y calor que siempre te caracterizo. Hiciste una sonrisa, que debió costarte un esfuerzo enorme, pero siempre hacías todo por poder tranquilizarme.

-¿Estarás bien?.

-Si, si. Solo es una pequeña arritmia, debo ir al hospital, solo a que me monitoreen.

Tu respiración se aceleraba y también a ratos se ralentizaba hasta volverse casi imperceptible, me acariciaste con tu mano libre sobre mi cabeza, te vi a los ojos y vi la verdad, no estas "bien". Estas tan asustado como yo, no logre aguantarme mas, pegue mi rostro a tus muslos y simplemente llore. Dios no recuerdo haber llorado con tantas fuerzas como en ese momento, «¿Que esta pasando realmente?, por favor, por favor».

Me volví hacia ti y estabas llorando igualmente.

-Quedate conmigo-. Te dije, pero no se si me escuchaste.

En ese momento Jean volvió a la habitación junto a Suzu y Claudia, nuestra agente. Jean nos vio alli llorando y nos dijo que venia una ambulancia en camino, que el personal del hotel esta al tanto y gestionaran todo para que el personal suba. Suzu se quebro con la escena, debió ser realmente impactante para ella, pobrecita que habrá pasado por su mente en ese momento, por la mente de todos. Suzu se aferro al brazo de Jean y se refugio tras su hombro.
Tu mano comenzó a tiritar, tu respiración paso a ser casi imperceptible, tu pecho se hincha lentamente.

-Estaré bien-. Dijiste con una voz quebrada y agotada. Sabia que me mentías. -Debes ser fuerte Andy, debes creen en ti. Superaremos esto, ya veras.
Tu mano comenzó a perder fuerza y sentí como te despegabas de mi.

-Te amo.

-Por favor, no te despidas de mi-. Me respondiste, otra vez intentando sonreírme, pero esta vez apenas fue una ilusión. -Te amo.

Los paramédicos entraron con una camilla, recuerdo que Jean me separo de ti, porque al parecer estaba completamente inmóvil. Te colocaron una mascarilla de oxigeno, para que pudieras respirar mejor, te levantaron entre dos y te acostaron sobre la camilla, en ese momento tu mano cayó por su propio peso del borde, completamente inmóvil, ya no tenias ningún control sobre tu propio cuerpo.

Los paramédicos te sacaron de la habitación, en el fondo intuía lo que había ocurrido.

***

La primera vez que me dieron la noticia fue en la sala de espera del hospital, Jean estuvo en todo momento abrazándome por el hombro, Claudia con tal de sentirse útil o de distraerse lo que mas pudiera de la realidad, se ofrecia a conseguirnos algo de beber o alguna golosina, para que comiéramos algo. Suzu al ser la única de nosotros que habla japones, era quien tenia que hablar con las enfermeras y con los médicos. Fue en esa ultima reunión con los médicos que se acerco a nosotros cabizbaja y caminando despacio, tal cual una marcha fúnebre, llego a nosotros y nos dio la noticia.

Ya no estabas aquí, no estas aquí. nunca mas volveré a escuchar tu voz, nunca mas me harás reír, nunca mas me acompañaras a tomar café, ni nunca mas harás un ritmo con cualquier cosa que puedas usar de tambor y baquetas.

***

El consulado de Chile nos llamo un par de horas mas tarde, con un tono muy conciliador nos dio el pésame y nos explico que por su lado la embajada realizaría el papeleo y preparativos, para que pudieras viajar de vuelta con nosotros. Los tres queríamos simplemente viajar en el primer vuelo de regreso a nuestra casa, dormir en nuestras camas y despertar de esta pesadilla.

De alguna forma Claudia convenció a Suzu, de que pudiéramos continuar con la gira, es nuestra primera gira, nos estamos dando a conocer en el extranjero y no queremos tener que posponer indefinidamente la gira, porque puede que después no haya otra oportunidad y dejar todo hasta acá. Después de todo la música es nuestro sueño común y ya sea por suerte o por nuestro esfuerzo, hemos estado viviendo este sueño.

El consulado nos explico que al menos una persona debía viajar contigo, para que fuera responsable de llevar los papeles.

Por lo que finalmente resolvimos que Suzu y Jean, se quedaran a continuar con la gira, que aunque son el cincuenta por ciento de Pink Crystals, es mejor que nada y que con una guitarra y la voz, se puede hacer un set acústico a la que nuestras canciones se pueden adaptar bien. Claudia por su puesto se quedara con ellos, después de todo su trabajo es el de agente y debe coordinar los transportes, contactar con los gerentes de los escenarios y todas aquellas pequeñas tareas que coordina ella. De hecho me llevo al aeropuerto, junto a un funcionario del consulado. En el aeropuerto antes de ir a la sala de embarque internacional, el funcionario me paso una carpeta, con todos los papeles, los que debo presentar cuando lleguemos a Estados Unidos y los que debo mostrar en Chile. Claudia, me repitió por ultima vez el itinerario de viaje, me dijo que estuviera atenta, que le escribiera sobre como me siento y que por favor comiera, me dio un abrazo realmente inesperado y me dejo atravesar el control de la sala de embarque.
Por primera vez en mucho tiempo me había quedado sola, intente tomar un café mientras esperaba a bordar el vuelo. Pero me quede congelada, mirando al vació, el café se enfrió en mis manos hasta que comenzó el embarque, deje el vaso en la barra de la cafetería y aborde el avión. El viaje a Estados Unidos fue regular, logre dormirme un gran rato del trayecto, pero no pude concentrarme para ver alguna película, solo me permitía escuchar ciertas canciones, que desearía cantar a todo pulmón, pero como no quiero hacer el ridículo frente a cientos de extraños, solo me dejaba llevar y lloraba, lloraba con mi corazón.

El viaje a Chile, fue todo lo opuesto, desde el momento en que el avión se despego del suelo sentí que seria interminable, no lograba conciliar el sueño, apenas probé de la pasta que sirvieron a la hora de almuerzo, las películas me parecían insoportables y las tenia que sacar a los quince minutos, la música otra vez fue lo único en lo que podía refugiarme, mientras sollozaba y murmuraba, un "te extraño".

Al llegar a Chile ya era de noche, recogí mis maletas y las tuyas, las coloque en uno de esos carritos de aeropuerto y salí, para mi sorpresa allí estaba tu hermana, parada con la mirada triste, me dio la impresión de que al verme allí sola, fue el ultimo choque de realidad que necesito, para que todas aquellas palabras de los últimos días se convirtieran en verdad. Cuando llegue a su lado, nos abrazamos. Sus brazos se sentían agotados, pero no dejaban de apretarme con la mayor fuerza posible. Me eche a llorar como por quinta vez esa noche, sollozaba palabras que no soy capaz de recordar, pero tu hermana con su voz tan dulce y amable me dijo.

-Ya paso todo, ya paso. Estoy aquí, contigo. Todo estará bien.

RescatadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora