Rescatados

Un té, claveles y una canción

Pase esas primeras semanas en la casa de su hermana. Daniela es una chica muy calmada e inteligente, experta en convencerte de acompañarla a ir al centro comercial para comprar un nuevo vestido. Es ejecutiva de ventas para una multinacional de no se que, es un termino muy complicado que no podría explicar. Tiene una bella casa en Nuñoa, de dos pisos, muy común de los barrios de la comuna. La casa la comparte con su novio Gabriel.
La primera mañana, me levante a a eso de las cinco de la madrugada, supongo que tengo aun el horario alterado por eso que llaman Jet lag, me quede en la cama revisando los mensajes de mi teléfono, tenia unos cuantos de Jean y Suzu, diciéndome que se alegraban que estuviera en Chile, que hicieron una pequeña entrevista a un medio local y que tocarían esa noche (Cuando dicen "esa noche, se refiere a en unas horas mas, cuando aquí este recién amaneciendo).
Mientras que Claudia, me dio un saludo prácticamente protocolar, seguido de una serie de "directrices", que me recomendaba hacer. En primer lugar evitar la prensa y en caso de que me embosquen, no diga, ni confirme nada acerca de los motivos y que por favor no pierda la cabeza, si preguntan sobre el consumo de drogas. Siempre para estas situaciones la gente se imagina que fue alguna sobredosis, «¿Quizás en que andaba metido?».  La verdad es que de drogas nada, solo su eventual pitillo en uno que otro fin de semana, pero eso solo en Chile, como seria posible que nos consiguiéramos marihuana en un país como es Japón, donde ni siquiera somos capaces de preguntar donde esta el baño.
La segunda directriz, se trataba de evitar la televisión, por que le ha llegado la información de que lo acontecido salio en algunos noticieros y que están preguntando sobre donde sera el velorio, entonces ver notas al respecto sobre su vida, entrevistas a amigos o familiares, podría afectarme.
La tercera y ultima directriz, fue que no publicara nada en redes sociales hasta nuevo aviso, ella se encargo de hacer un comunicado publico en la cuenta de Pink Crystals, así que me solicito que me mantuviera calmada y que el nivel de actividad estuviese al mínimo y que no me quedara pegada leyendo los mensajes.
De todas formas no tenia planeado hacer nada de eso que me decía, me quede dando vueltas por la cama, sin pensar en nada, prendí el televisor y logre colocar una antigua película animada que solía ver mucho de pequeña y que ahora que estoy mayor, me ayuda a tranquilizarme. La luz de la habitación comenzó a brillar poco a poco cada vez mas, mientras el sol comenzaba a salir.
Daniela me despertó cerca de las diez de la mañana, no me di ni cuenta del momento en que me volví a quedar dormida, la televisión había quedado en el menú de espera para seleccionar otra película. El desayuno estaba servido en la mesa de la cocina, al verme entrar se apresuro a cambiar el canal de televisión, que estaba puesto en un matinal y en cambio dejo puesto un documental sobre ballenas en la Antártida. Me senté en el taburete y me quede mirando aquellas criaturas majestuosas, asomando sus grandes cuerpos para respirar y azotando sus colas para impulsarse. En otra vida me hubiera gustado ser investigadora de ballenas. Daniela cocino un desayuno bastante completo, hizo unas tostadas y unos huevos revueltos, ademas había jamón y queso. Daniela se sentó junto a mi y me dejo una taza con un dibujo de un gato atigrado en ella, la suya tenia un gato negro de lo mas tierno. Me serví una taza de te y me quede mirando al plato de huevos revueltos, la verdad es que no tengo muchas ganas de comer, quisiera volver a la cama.

-Trata de comer algo-. Acto seguido se llevo una tostada con huevo y queso a la boca y le dio un buen mordisco. -Come, porque sera un día largo y no se si vas a querer acompañarme.

-Depende, ¿Lo que tienes que hacer esta relacionado con él?.

-Ahora en la mañana no, es algo que creo podrá ayudar-. Entonces prepare una tostada con una lamina de jamón y un poco de huevo, pero solo eso, mas la taza de te.

Luego fui a darme una ducha, en la ducha todo parecía ir con normalidad, hasta que simplemente de un momento a otro comencé a llorar. Por Dios, «Quiero verte, quiero hablar contigo». Intente tranquilizarme, pero no podía, no se cuando tiempo paso. Seguí lavándome entre sollozos, corte el agua y me seque la cara con la toalla.