Disculpas.

3 0 0
                                    

'No me puedo creer que apenas es martes.' se dijo a sí mismo Juan Romeo, unos segundos antes de que el *transmi llegara.

Tenía puesta su maleta por en frente, abrazándola fuerte, rezandole a Dios que no llegue un asaltante.

Caminó un poco hasta llegar al bendito colegio. Dando un largo suspiro mientras miraba esa estructura grande y escuchaba cómo los niños tenían mucha energía.

Absolutamente todos los días se preguntaba cómo es que son tan felices en este punto de sus vidas. Son las 7:23 de la mañana de un martes, ¿A quién se le ocurre?

Entró a clase, y bla bla bla. 4 horas seguidas de esa cagada. Lo peor es que tuvieron 2 quizzes, una total pérdida de tiempo.'¿Sabes la cantidad de pajas que me hubiera hecho en este tiempo? El tiempo es realmente valioso, ahora lo entiendo.' pensaba sin césar, sin una pizca de vergüenza ni mentira. De todos modos, sólo él sabe lo que sucede en su mente.

Incluso, de estar tan incrustado en sus pensamientos, no notó a Juan Diego en todas las clases mirándolo. Pero ahora no lo veía con rabia, parecía que sus ojos se iluminaban mientras admiraba sus expresiones casi nulas, sus largas pestañas y sus redondas gafas. Se veía realmente hermoso, en verdad tenía curiosidad por saber qué se ocultaba detrás del tapabocas.

'No sé ni qué estoy pensando, digo, no es nada gay, creo. Pero ahora que lo miro bien, parece... bueno. ¿Porqué no tendría amigos? Lo entiendo de mí, pero él se ve tan amigable de cierta manera, es raro, no sabría decir sí quiero ser su amigo ahora o solo quiero saber qué pasa con él, cómo un experimento. No sé.' pensaba Juan Diego.

Al fin el descanso llegó, esos cortos 20 minutos eran lo mejor del día de todos los estudiantes en ese colegio.

Juan Diego lo pensó mucho, caminaba extravagante intentando llamar la atención de Juan Romeo, sin tener éxito en los intentos.

Llegó un momento en el que se rindió, aplastó su orgullo (algo que le era muy difícil lograr en aquel entonces) y se acercó al distraído chico, que comía un chocorramo como de costumbre.

-Oiga, sapo, um...- Juan Diego inició la conversación, intentando verse intimidante sin ninguna razón coherente, aunque en el acto se le notó bastante su verdadera naturaleza miedosa.
-¿Hm?- pronunció Juan Romeo mientras seguía masticando. Diego no pudo evitar pensar en lo tierno que eran sus reacciones, la forma en la que nada parecía importar para él, era admirable.
-Oye, sinceramente, lo siento por lo de... ayer, jaja. Si quieres que desaparezca el moretón un poco más rápido, puedes ponerte aloe vera en el ojo, y- se interrumpió a su mismo una vez cayó en cuenta de lo gay que eso sonaba, se aborreció a si mismo por actuar de tal manera.
Por otro lado, Romeo se sorprendió un poco, cuando decidió que iba a descifrar a ese chico agresivo, pensó que le tomaría semanas lograr un gesto sensible de su parte, como lo es el perdón.

-No pasa nada, Juan...?- pronunció Romeo (fingiendo que no sabía su nombre)
-Diego, J-Juan Diego. Y tu eres Juan...?- hizo lo mismo, los dos ya sabían de memoria los nombres y apellidos del otro.
-Romeo. Me llamo Juan Romeo.- un terrible silencio incómodo se posó entre los dos homófobos.

Juan Diego (como buen macho cortejeando a su futura pareja) se sentó al lado se Juan Romeo, que le cedió una parte de lo que proclamaba SU banquita. 'No sé qué es esto, nunca había dejado a nadie sentarse conmigo, debe ser porque nisiquiera preguntó. Pero por alguna razón, no... no me molesta.'

Fue el inicio no tan ideal de una hermosa amistad. O un romance disfrazado de amistad. ¿O al revés? Ni sabría definir esa relación.

El inicio de una hermosa relación. Pongamolo así.

---

Glosario:
*Transmi: Método de transporte parecido a un metro en Colombia.

Los Juanes. [Los heteros del salón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora