Capitulo I

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Patrick James

Me sobresalté al escuchar mi celular sonar indicado que había una llamada, lo encendí y me di cuanta que era la unica persona en mi círculo social; Sebastián. Me encontraba  sentado en la orilla de la ventana, contemplando las calles de Seattle, los cristales de la ventana estan empañados a causa del frío que hace en esta época del año. Es noviembre el frío es un poco más intenso en ese tiempo aunque no se compara con a el intenso frío que hace en diciembre.

—En serio Sebastián, ¿No tienes más ocupaciones? — Solte al contestar el teléfono.

— Si, creeme y muchas. Pero  una de esas es preocuparme por mi mejor amigo — Respondió con repugnante entusiasmo.

—Espero me llames para algo importante  — hablé con fastidio.

—Te he llamado para avisarte que voy camino a tu casa— informó

—Ojala sea a traerme el desayuno.

— Lo estaba considerando, pero hoy saldré a comer con algunos amigos y que tal si por esta vez podrías venir con nosotros ¿ Que te parece ?— propuso.

—Ya sabes la respuesta Sebas y por favor no te pongas insistente por qué sabes que no voy a cambiar de opinión.

—¿Ni en un día como hoy te compadeces de tu mejor amigo?— Habla con sarcasmo.

—Ya trae el desayuno, muero de hambre — y sin más colgué la llamada.

Me alejo de la ventana y me dirijo a la cama, dejo mi celular a un lado y me recuesto.

“Ni en un día como hoy compadeces a tu mejor amigo.”

¿Que quiso decir Sebas con eso?

Seguro debe ser cualquier estupidez.  Aparté esos pensamientos de mi mente y cerré los ojos y sin darme cuenta me quedé dormido.

Me despertó alguien que se abalanzó en la cama cayendo encima de mi. Empuñe rápidamente mi mano e intenté darle un golpe a la persona que se encontraba en mi habitación, pero se alejo rápidamente y hablo antes que hiciera algo:

—Calma cachorrito. ¿Por qué tanta agresividad?— Hablo sebas con las manos arriba.

— ¿Te has vuelto loco?— digo en forma de reclamo — ¿Por qué carajos entras así sin avisar? Pensé que alguien intentaba matarme.

— Ya cálmate, te recuerdo que tú fuiste el que me ofreció copias de las llaves. — defendió

— Quería ahorrarme el fastidio de bajar a cada rato solo para abrirte la puerta — respondí mientras volvía a incorporarme en la cama.— Y es que ahora despertarme se ha vuelto un deporte para ti?— le hable con enojo.

— ¿Y a ti desde cuando te pagan por dormir? Por qué últimamente eso es lo que haces — respondió en defensa

— Vete a la mierda — me levanté y me fui al baño.

— Yo también te amo — Grito Sebas con sarcasmo desde la cama mientras entraba en el baño.

—¡Patrick!— grito Sebastián desde afuera del baño — ¡Patrick!— grito nuevamente.

Sali del baño y fui hacia donde estaba para ver qué quería. 

—¿Acaso nunca puedes estar en silencio? — Le arrebató la comida que trae en las manos y me fui a la cocina.

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