Extra❕️

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Aunque no era una costumbre muy popular, todos los chicos acostumbraban a tomar una pequeña siesta por las tardes para recargar energías.

Ahora que vivían juntos, aprovechaban el tiempo para acomodarse en algún lugar cómodo alrededor de la casa y simplemente disfrutar del momento.

Era una práctica realmente reconfortante, aunque en ocasiones no lograban conciliar el sueño, el simple hecho de experimentar aquella calidez, aquella agradable compañía, aquella muestra de cariño, era sin duda la mejor parte de la actividad.

Tan pronto como habian terminado de comer, aquel momento tan especial había llegado. La hora de la siesta, secretamente la hora favorita del día para todos, adoraban el contacto físico.

El primero en acurrucarse fue Dream, ocupando un extremo del sofá, dejando un espacio libre junto a él para que alguien lo acompañará.

Dream pegó unas pequeñas palmaditas en la superficie del sofá como una invitación para usar a alguno de los presentes como almohada, aunque ellos no estaban enterados de esa parte.

George aceptando la invitación, se acostó a su lado, ambos quedando a tan solo centímetros del otro, unidos en un cálido abrazo.

- "Ambos son adorables." Mencionó Sapnap siendo testigo de aquella escena desde la cocina.

- "No nos quedemos atrás." Dijo Karl sosteniendo su mano.

- "Per- Karl-, ¡Los platos sucios!"
Para mantener la limpieza y el orden, entre todos repartían las tareas del hogar, pero para su mala suerte, le había tocado lavar los platos sucios, una tarea que detestaba bastante, pero debía hacerlo de todos modos.

- "Descuida, eso puede esperar." Sosteniendo su mano, lo guió hasta la sala, donde se encontraban George y Dream bastante cómodos cubiertos por una manta.

- "¿Nos están excluyendo?" Bromeó.

Acto seguido procedió a acomodarse en el otro extremo del sofá, dejando un pequeño espacio para el castaño.

- "Para nada, ambos son más que bienvenidos." Dream sonrió, sin duda alguna cada vez adoraba más aquella costumbre de tomar pequeñas siestas por las tardes.

Aquel escenario era prácticamente un sueño, un sueño del que desearían no poder despertar jamás.

Los chicos acurrucados en el sofá cubiertos por tan sola una manta, estaban realmente cómodos. Si tan solo pudieran detener el tiempo, estaban seguros de que lo detendrían en aquel mismo instante, para permanecer de esa manera para siempre.

- "Sin duda alguna este es el mejor momento del día."

- "Concuerdo."

- "Bajen la voz, George se quedó dormido."

Pronto inevitablemente todos se durmieron, aunque no sabían si el causante de aquel sueño repentino era el cansancio o si era un efecto secundario del afecto.

Claramente todos ellos estaban perdidamente enamorados el uno del otro, nunca antes se habían sentido de aquella manera, pero por primera vez estaban seguros de que aquel sentimiento era irreemplazable.

Estaban más que seguros de que los latidos de un corazón no engañaban y de que nunca experimentarían aquellas palpitaciones por alguien que no fuera aquella persona tan especial.

𝟰×𝟰 | 𝘿𝙏𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora