Prólogo

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Desde la jaula, Hansel no entendía lo que estaba pasando en el piso de arriba. Atento, escuchaba para no perderse de ningún ruido que le brindara alguna pista de lo que esté ocurriendo. Podía escuchar ruidos de golpes, las llamas del fuego y los gritos de la bruja. En definitiva estaba furiosa. Un fuerte grito de dolor irreconocible invadió toda la casa seguido de un tenso silencio. Cerró los ojos cuando escucho pasos apresurados bajando al sótano, que era una especie de cueva subterránea, en el que se encontraba su jaula y algunos muebles cubiertos de polvo.

Toda la tensión y el temor de su cuerpo que, se veía reflejado en la manera que agarraba con fuerza los barrotes, fue liberado cuando vio que la que bajaba por las escaleras era su hermana. Ella estaba con un notable alivio y una nueva mirada que por el momento Hansel no supo que significaba.

—Ya todo terminó ¡Ya somos libres! —Declara Gretel con mucho entusiasmo, mientras abre la jaula con una enorme llave dorada para sacar a su hermano de la jaula.

—¿Qué pasó arriba? ¿y la bruja? —pregunta Hansel con temor. Todo sonaba demasiado bien para los últimos días que vivieron los niños.

—Ella no va a molestar a nadie nunca más. Luego te explico todo —dice Gretel con una sonrisa, la misma sonrisa que usaba cuando hacían travesuras en contra de su madrastra.

Hansel sonríe y abraza a su hermana quien le corresponde con la misma intensidad. Ambos rompen en llanto. No se mueven por un rato hasta que ella se separa y le seca las lágrimas a su hermano.

—Vámonos —dice Hansel, se pone de pie, toma la mano de su hermana y se dispone a salir corriendo pero ella lo detiene de un tirón.

—Espera. Cuando trabajaba para la bruja, y ella no me veía, revisaba todos los rincones de la casa. Me encontré con que ella guardaba un montón de reliquias y diamantes, si pudiéramos llevar algunas tal vez podríamos sobrevivir a la sequía todos juntos.

Hansel no estaba muy convencido pero desistió a sus dudas al ver a su hermana tan convencida y esperanzada.

—De acuerdo, ¿Dónde están?

—Debajo de su cama, tiene una caja llena de monedas y baratijas, guarda todo lo que puedas. Yo ya te alcanzo. Quiero revisar si hay algo aquí abajo.

Hansel asiente y sube apresurado, revisa los cuartos uno por uno, hasta encontrarse con una cama de pan de jengibre y sabanas de caramelo. «el ostento te delató, bruja» pensó para sí mismo. Con rapidez se agacha y busca la caja, la saca afuera, la abre y queda deslumbrado por un momento. Es la primera vez que está tan cerca de algo de valor, la caja está llena de joyas de oros, piedras preciosas y monedas. Vuelve en sí mismo y agarra lo más que puede llenándose los bolsillos lo más que estos se lo permiten. Corriendo, regresa a la sala principal donde está su hermana esperándolo.

—Tenías razón, la bruja tiene muchas cosas interesantes ¡esto nos alcanzará para vivir por muchos años!

—Yo no encontré nada —Declara Gretel— vámonos.

Los hermanos se toman de las manos, se sonríen y salen corriendo. Una imagen digna de cuentos de hadas.

Los niños dejan la cabaña atrás, desde la puerta abierta de la casita de chocolate se pueden ver perdiéndose una vez más por el bosque.

Mientras corren, alguno que otro se tropieza con alguna piedra o raíz, pero el otro lo ayuda a recomponerse antes de que caiga. A medida que se acercan al límite del bosque de la cabañita, también conocido como el bosque escondido, Gretel siente arder su la parte de atrás de su cuello, pero estaba demasiado conmocionada por todo como para darle importancia.

Cuando Hansel cruza el límite, siente que la mano de su hermana se detiene de golpe para luego desaparecer de su mano. Se detiene de golpe y se voltea. Su hermana ya no estaba. ¿Cómo era eso posible?

Empezó a gritar desesperado el nombre de su hermana. Pero sin resultados. Después de un largo rato buscando con desesperación. Se sentó en una raíz de un frondoso árbol. Se percató que ya era medianoche. Una vez más, rompió en llanto. Él ya vivió más de lo que un adulto podría imaginar que pudiera sobrevivir un pequeño de doce años.

Estaba completamente solo. 

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Hansel y GretelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora