Capítulo 4

1 0 0
                                    

(Hace 20 años. Antes del encuentro con la bruja)

El señor Alaric se seca la traspiración de la frente con la manga de su camisa roja con cuadrados negros. Ya estaba lo suficientemente cerca como para ver su casa. Sigue empujando la carretilla con los troncos de pino, que había estado cortando, atando y cubriendo con telas durante toda la semana. Él trabajaba casi sin cesar todo el día, los siete días a la semana. Pero aun así nunca era suficiente. Hace más dos meses que la sequía cumplió un año. Escuchó que algunos la apodaron como "la sequía del infierno eterno". Sea cual sea el nombre que tenga, les estaba arruinando la vida a todos. Ya casi nadie le compra madera. Y los que lo hacen, le ofrecen céntimos por un montón de madera y trabajo duro. Aun así él no podía darse el lujo de perder clientes. Su familia lo necesitaba. En los primeros meses, el reino se mantuvo con las reservas que tenía. Pero cuando ya no está casi quedando sin nada. Ya comenzó el caos.

Alaric escuchó a su única hija gritar saludándolo mientras iba en dirección a su padre. Cuando llego, lo chocó abrazándolo, golpeándolo y escondiendo su cara en su panza, lo que hizo que a su padre se le escapara un gemido de dolor. Pero sonrió y le acarició a la cabeza.

—¿todo bien, princesa?

Sintió que su hija movió la cabeza de izquierda a derecha en negación. Aunque todavía no se lo dijo, Alaric ya tenía alguna idea de lo que está pasando.

—¿Pelean de vuelta? —Preguntó.

Gretel levanta la cabeza para mirar a su padre, pero todavía abrazada como un koala en una rama.

—Si... ¿Cuándo crees que todo vuelva a la normalidad?

Pronto. Ya verás como un día llueve y toda esta locura se acaba —Dijo más para sí mismo que para Gretel con una no muy sincera sonrisa.

—¿Dónde están?

Gretel lo suelta y señala la casa. El padre deja la carretilla con la madera contra la pared de la casa. Aunque todavía no entró, desde ahí afuera puede escuchar los gritos de su esposa e hijo. Suspira cansado antes de empujar el picaporte hacia abajo para abrir la puerta. Cuando entró, ni Hansel ni Beatriz cesaron con los gritos y reclamos. Alaric vio que su hijo menor estaba al borde de las lágrimas. Quiso intervenir. Pero no podía. No podía perder a otra esposa de nuevo. La última vez que se interpuso en una pelea entre ellos, su esposa, Beatriz, no le habló por una semana. A pesar de que le había dicho de que eso le dolía, Beatriz lo ignoraba hasta que él le pidiera perdón, incluso cuando es Alaric quien tenía razón. Aunque él nunca quiera aceptarlo, ella lo hace a propósito.

En vez de detener la pelea, fingió que nada estaba pasando y se fue a su habitación.

—¡No fue mi culpa! —Gritó Hansel.

—¿No? ¿Y de quién fue? ¿Sabes lo que nos costó conseguir esa gallina? ¡Tu padre trabajó todo un año solo para esa gallina! ¡Era nuestra única oportunidad para sobrevivir! Es probable que seas el niño mas inútil de todo el pueblo.

Hansel quería responder. Pero no pudo. Él había hecho todo lo posible para que no robasen a la gallina. Pero tenía solo nueve años ¿Qué podía hacer un niño contra un hombre con un cuchillo? Sentía demasiada impotencia. Las lágrimas empezaron a correr por su rostro, a pesar de que Hansel intentó aguantar el llant0. Ver al niño llorar solo hizo que Beatriz se enojara más.

—No puedo creerlo ¿Ahora estás llorando? ¡yo debería estar llorando! No me intentes manipular. Tienes que hacerte hombre Hansel. Ni tu hermana lloraría como vos. Nos jodiste a todos y encima crees que tienes derecho a pasar por víctima.

Hansel no aguantó más. Intento salir pero Beatriz lo agarra del brazo y le pegó una cachetada.

—¡No seas irrespetuoso! No te terminé de hablar malcriado ¡Si yo hubiera sido como vos cuando tenía tu edad sabes lo que me hubieran hecho! ¡deberías de estar agradecido! Ahora deja de llorar y anda a intentar vender la madera que trajo tu padre. Nada de juegos hasta que repares todo el daño que causaste.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 02, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hansel y GretelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora