Capítulo 1

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(En el presente)

Hansel revisaba con rapidez cada libro de la biblioteca, de vez en cuando se detenía para escuchar si venía el dueño de la casa, para luego continuar con su búsqueda. «¿Dónde la escondiste, maldito?». Sonríe para sí mismo cundo vio un libro bastante grueso con una encuadernación negra, forrado con cuero de manera prolija y maltratado por el mismo tiempo. Lo saca y hojea para corroborar que sea el libro que el buscaba. Unos golpes repetidos en la puerta lo devuelven a la realidad.

—¿Hay alguien en casa? —se escucha la voz de un chico no mucho más joven que el propio Hansel detrás de la puerta. El hombre con el libro en la mano a camina lentamente para alejarse del alcance visual de las ventanas, con la esperanza que el ajeno se vaya pronto.

—¡Tengo urgencias de hablar con la mujer que está ahí dentro!

Hansel no recordaba que en la casa viviera alguien más además del desgraciado de Dustin.

—No puedo creer que finjas que no me escuchaste ¡sé que hay alguien ahí adentro! —dice a la vez que vuelve tocar la puerta.

—Te equivocas muchacho —dice un hombre detrás de él, bastante arrugado y con poco pelo en el centro de la cabeza—, en mi casa no vive nadie más que yo.

—oh, este... —el hombre de cabello castaño se asustó al encontrarse con Dustin— supongo entonces que usted es el hombre que busco.

—¿En qué lo puedo ayudar? Joven...

—Korey —interrumpe—Korey Odell.

Un gusto Korey —dice Dustin sin mucha sinceridad mientras, se adelanta enfrente de Korey para estar cerca de la puerta. Busca su llave en el bolsillo de su túnica—pero la verdad es que estoy bastante ocupado en este momento. Y más tarde también, y siempre.

«que agradable sujeto» piensa Korey— pero es solo un momento, si me permite entrar a su casa tan solo un momento se lo agradecería muchísimo.

Dustin abre la puerta, se da vuelta y mira a Korey de arriba a abajo, suspira rendido.

—De acuerdo. ¡Bartholomew!, ¿podrías preparar un té para nuestro invitado sorpresa?

Hansel, que estuvo escuchando escondido atentamente la conversación contra la pared de una de las habitaciones, cambia de escondite cuando escucha que los hombres entran en la casa.

—No hará falta —se adelanta Korey agradeciéndole con un gesto a Bartholomew. Entra en la sala y mira en las demás habitaciones como si buscara algo.

—Y bien, ¿cuál es tu preocupación, Carlos?

Korey no se percata que le hablaban a él ni que mencionó mal su nombre.

—¿Carol? —lo enfrenta Dustin con los brazos cruzados.

—¿preocupación? ¡oh, cierto! Este... —Korey vuelve en si— ¿usted es profesor?

—Curandero —le corrige.

—¡eso! Este... —Korey ignora la pregunta y sigue buscando mientras Dustin reta a su ayudante por no poder solito con una carreta que obviamente se necesitan dos hombres para arrastrarla.

Hansel aprovecha la situación y se predispone a salir por la ventana, cuando de repente se le entromete Korey.

—¡¿tú?! Pero eres hombre—le recrimina Korey en susurros.

—¿perdona? ¿Quién diablos eres tú? —responde Hansel, igual en susurros.

—¡¿y, Calixto?! No tengo todo el día... ¡como sea que te llames! —Grita Dustin mientras mete la carreta con Bartholomew.

Hansel y GretelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora