04: fiesta

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—¿Verde? que feo color—contestó Tn con una mueca. Evan estaba frente a ella, de pie. Caminó hasta la ventana y observó el afuera, era una noche fresca y tranquila. De vez en cuando iba y miraba a través del vidrio, como asegurándose la tranquilidad de que no había nadie o nada sospecho que pusiera en peligro a Tn. Giró y esta vez se relajó sobre un sofá individual a un costado de la ventana.

—A mi me gusta. —Aseguró una vez cómodo, concentrando su mirada en ella.

—¿Por qué?—Interrogó sentada en la cama.

—La naturaleza es verde, me gusta la naturaleza—Confesó —¿Cuál es tu color favorito?

—No tengo.—Negó—Si menciono alguno ahora, mañana será otro y así sucesivamente.

—Mhm.

—Mhm—Dijo levantando las cejas, imitando su respuesta. Esperaba algo más elaborado. No fue el caso. Se dio cuenta que ella era la que motivaba la charla con preguntas y respuestas largas.

Evan, por su lado, dejó de mirar a la chica sentada en la cama y procuró a mirar su reloj en su muñeca izquierda. Nunca fue el tipo ideal para conversar, el es más de escuchar o hablar/preguntar lo justo y lo necesario.

—Debo volver a mi trabajo, señorita. —Comentó caminando hasta la puerta dado que para él, la charla había terminado.

—Este es tu trabajo.—Indicó ella.

Evan frenó en el paso. La miró de reojo, pensando en si debía quedarse. Prefirió que no. Al fin y al cabo, ya habían hablado mucho. Y la confianza, se gana de a poco.

—Si, pero ya llevo un buen rato aquí adentro, necesita privacidad—dijo ya desde la puerta. Tn lo miró desde la cama y sonrió levemente mirando sus piernas cubiertas por las sábanas. Se levantó de la cama y caminó hasta la puerta, saliendo de ella y alejándose del pasillo. Atrás iba Peters, desorientado.

—¿Necesita algo? ¿Requiere ir a algún lugar?—Preguntó desesperado tras la chica.

Ella lo ignoró. El la detuvo antes de bajar las escalares interponiendo su paso con su brazo en la baranda.

—Señorita, antes de ir abajo, necesito confirmar si es seguro. —Afirmó.

—Es mi casa.—dijo enfocándose en sus ojos. Oscuros como la noche.

—Es mi trabajo.—contestó.

—bien, esperaré aquí. Apúrate. 

Rápidamente se encontraba abriendo puertas de la sala, la cocina y el living. Los demás empleados estaban durmiendo así que esperó hacerlo con cuidado. Cuando pudo garantizar seguridad, volvió a subir las escaleras. Tn no estaba allí.

Que inquieta, pensó.

Su primer instinto fue preocuparse. Pensó en si debía sacar su arma o no, decidió no hacerlo. Tal vez estaba exagerando. Fue directo hasta la habitación de la chica con pasos rápidos pero precisos y silenciosos, esperando encontrarla allí. Desde el pasillo pudo ver que la puerta estaba semiabierta. Al llegar, asomó la cabeza por el estrecho espacio que quedaba, una de sus manos estaba lista para sacar su arma.

No fue necesario.

Al mirar por completo la habitación, encontró a una Tn con la espalda descubierta. Se alejó rápidamente.

Pestañó varias veces, trago saliva y se alistó para hablar. Esperaba que ella no lo haya visto. Sentía vergüenza.

—¿Está bien, señorita?—Preguntó desde el pasillo.

—Si, solo me dio calor.—Escuchó decir desde el cuarto.

Recuperó la respiración durante los minutos en que Tn se cambiaba. Salió con otra ropa y Evan pensó en que solo quería que el día terminase.

Tn salió por completo del cuarto y caminó hasta bajar las escalares, detrás iba Peters. Otra vez.

—¿Sabe usted que tiene prohibido salir por la noche?—Preguntó.

—Si.

—¿Entonces, no puede salir, verdad?

—Si.

—¿Y a donde iremos?

—A una fiesta.

Evan quiso terminar ahora mismo con el trabajo de niñero.

De pronto se vieron dentro de un auto, Evan manejando, ella a su lado.

—Por lo menos, debería ir atrás, por su seguridad.

Ella lo ignoró. Otra vez.

—Señorita...esto no esta muy bien, volvamos...—dijo inseguro.

—¿Cuantos años tienes? No debes ser mucho mayor que yo, la fiesta te gustará.

—Odio las fiestas.

—Yo también.

Evan detuvo el carro, un poco harto.

—¿Me puede decir a donde vamos?—La miró.

Ella se quedó callada unos segundos, mirando por la ventana. Pensando en si sería lo correcto decirle o no.

—Lo siento—Confesó—mi amiga esta en esa fiesta, borracha, drogada y sola, necesito ir tras ella. No tiene a otra persona que no sea yo.

Evan ni siquiera lo pensó, arrancó el auto de inmediato.

—Gracias.—agradeció en el camino. —No quería decirte. Las personas suelen contarle todo a mi abuelo implicando mi poca libertad, me parece tan injusto. —se quejó.

Decidió no contestar, miro de reojo a la chica y la notó nerviosa.

De pronto todo le olía a mentira. Dudo de el mismo, de su presencia allí y de como se le había ido de las manos.

—De seguro ya has leído algo sobre mi.—Largó imprevistamente.

Evan pudo saber de lo que se trataba. Comenzó a pensar en todas las personas que la reconocerían por ser amiga de el "chico muerto". Sentía que Tn no lo dejaba pensar demasiado un tema ya que rápidamente hablaba sobre otro.

—¿Cuál informe te pareció más real? ¿el que dice que Crystal se suicidó o el que yo lo maté? —dijo ahora mirándolo.

El no sabía que decir, tampoco si la pregunta tenia un doble sentido o no. Lo cierto es que si había leído acerca de eso. Entonces, se le ocurrió algo.

—Sea cual sea la verdad, solo tu lo sabes. Aunque me pareció gracioso un informe que comentaba algo de alienigenas y que tu amigo era uno. —Dijo con una pequeña sonrisa en los labios.

—¡Ese me hizo reír mucho! Si Crystal hubiera sido alien ya nos hubiera asesinado a todos.

—No lo culpo, igual yo.

—¿A mi igual?

—Mmm—pensó—podría hacer algunas excepciones.—dijo.

Ella sonrió.

—Gracias.

—¿Otra vez?

—Si.

—¿Pero por qué?

—Por no hacerme preguntas sobre el tema o por no suponer nada.

—No hay de que, me imaginó que no fue fácil.

—No lo fue. —Agachó la mirada.

—Y esta amiga que vamos a buscar ahora ¿cómo se llama?—quiso preguntar para invadir el otro tema y saber si al final, era mentira o no.

—Cece.—lo miró.—mi bestie.

—¿Tu bestia?—Preguntó confundido.

—no, viejo loco. —Bromeó.

—Que amable.

—Gracias. Vaya, me has dicho decir gracias mas veces que en todo un año. ¡Es ahí! —apuntó con el dedo.

Estacionó una cuadra antes y bajaron caminando. Al llegar, se dieron cuenta que eso parecía de todo, menos una fiesta. No había música ni tampoco gente. Evan dudó. Tn insistía en ingresar al lugar por su amiga, pero Evan no podía. Su trabajo era cuidarla.

SACRIFICE evan petersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora