Manejó por treinta minutos y llegaron al lugar. Estaba lejos de la ciudad, esconido de la zona urbana. Se dio cuenta de la clandestinidad de ese bar porque reconoció a gente que el mismo había puesto tras las rejas cuando fue policía. Gente que ya había cumplido su mandato en la cárcel. Aún era temprano, recién las 10 de la mañana. Le sorprendió la cantidad de gente que había allí. Por precaución a que lo reconocerían, le explicó a Tn el motivo del porque no podía entrar al lugar, menos con ella. Entonces, estacionaria lejos y Tn bajaría una cuadra antes para simular que llegó al lugar sola. Al rato, llegaría el, estaciona el auto y, con la capucha de un abrigo que encontró en el baul, taparia un poco su rostro. Se bajaría y sumilaria estar fumando un cigarro sobre el poste de luz, justo enfrente de la mesa de Tn y Lucas. De hecho, venía genial el plan, ya que Lucas tampoco sabía la existencia de Evan Peters en la vida de Tn.
Todo salió bien. Lo único complicado fue fingir tener que fumar para Evan, quien compró los cigarrillos a último momento en un mercadito que cruzaron durante el camino. Le dio una calada al cigarro y se trago la toz, para evitar llamar la atención, le dio otra calada y quiso escupir. A la tercera ya se había acostumbrado un poco. Odiaba fumar. Le parecía la cosa mas nefasta del mundo. Una manera de autodestrucción social que cada día crecía como una moda. Sin embargo, ahi estaba, haciéndolo. Siempre pasaba por su cabeza el grave error que hacía en confiar y ayudar a esta loquilla llamada Tn.
Desde la ventana pudo ver el aspecto de Lucas Quinta. Ojos marrones, pelo castaño, usaba lentes. Le pareció apuesto, pero no tanto como el. El color de la bebida parecía café, coca cola o vino. Le pareció demasiado temprano para las últimas dos opciones. Pero dado que estaban rodeados de gente tomando alcohol, seguro era la tercera opción. Tn no pidió nada. En cuanto llego, Lucas se paró a saludarla. Ella cedió y tomo asiento frente a el. Así se dio cuenta que Quinta era alto y musculoso.
Hablaron por media hora. Quiso tener la habilidad de poder leer labios. La charla empezó tranquila y seria, terminó divertida y coqueta. Ella aclaraba con su postura el total interés cuando él hablaba. Desde lejos se notaba que la conversación ya no era sobre el abuelo de Tn, sino sobre algo que a ambos le parecía divertido, como una anécdota, una historia, o algo así.
Estaba un poco cansado. El frío mañanero habia comenzando a entrar por el hueco de sus muñecas y su nariz estaba helada. Se terminó tres cigarrillos. Cuando quiso empezar el cuarto, tiró la caja al piso y la pisoteó toda, la levantó y la desechó al tacho mas cercano.
Volvió la mirada a Tn y Lucas. Él le entregaba una carpeta, ella sonreía. Antes de irse, ella se despidió con una caricia en el dorso de la mano. Cuando la vió salir del bar, coincidieron miradas. Comencé a caminar primero y a unos metros de diferencia venia ella detrás de Evan. Luces se quedó adentro.
Entramos al auto y recién ahí hablaron.
—¡Lo tengo! soy una máquina de conseguir cosas, ¡genial! —dijo feliz, mientras colocaba su cinturón de seguridad.
—Si, y una máquina de manipulación extrema. —confesé acomodando mi cinturón.
—¿Se notó mucho?—indagó buscando mi mirada.
—La caricia fue el toque final.—dije con la vista al frente.
—¿Cómo te diste cuenta?
Pensé un poco la respuesta.
—No lo se. —Mintió. Entonces pensó que ella no sabía todo sobre él, como imaginó. No sabia su especialización en manipulación y chantaje. Mejor asi, no eran dos nombres muy lindos para un expediente policial.
—En fin—Largó dejando caer su cuerpo sobre el asiento.—Me dio los papeles de una casa de mi abuelo en el norte de España. Me comentó que mi abuelo va allí una vez por semana, que sin duda es su propiedad más importante.
—Genial, mandaremos a alguien para allá.
—¿Alguien? ¡vamos nosotros, Evan!
Esta vez si la miró, pero totalmente sorprendido.
—Sabes que eso es imposible. —Negó con la cabeza.
—No, no lo es...
—¿Cómo le vamos a explicar a tu abuelo que vamos al norte de España, justo donde el tiene una propiedad comprada?! —la interrumpió.
—No le vamos a ni explicar. El viaje lo hacemos en dos días y una noche. Vamos, llegamos, revisamos, dormimos y volvemos. Sabes perfectamente que mi abuelo no viene a casa nunca. Y si viene, le diremos que fue un capricho mío de último momento. Nadie dirá nada, estoy segura.
—¿Qué hay de los que trabajan en tu casa?
—Les subiré el sueldo, eso siempre los hace callar.
—Eso es muy "de millonario" de tu parte.
—¿Se te ocurre otra cosa?
—Tn, esto no se trata de dar plata o no, se trata también de mi, este trabajo es todo lo que tengo y ya estoy arriesgándome lo suficiente como para perder el trabajo.
Ella suspiró. Sabía que tenía razón.
—Confía en mi una vez más, por favor. —dijo dejando una de sus manos sobre la de Evan.
Irónico, el especialista en manipulación estaba siendo manipulado por una chica con ojos tan oscuros como la noche y a la vez, tan hermosos como la luna.
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SACRIFICE evan peters
Teen Fictionun agente secreto duda de su trabajo, pero pronto una llamada borrara aquella duda, para llenarla de adrenalina, brutalidad y amor evan peters.