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"¿Por qué te gusta tanto el carrito de los juegos? Si sabes que no arrancará nunca ¿Verdad?"


"Mueve así." Mi pequeño se quedó parado y empezó a tambalear su cuerpo de delante hacia atrás, me acerqué más, asegurándome que en una de esas no terminé cayéndose por perder el equilibrio.

"Si... Supongo que solo es mi envidia por ser demaciado grande para subirme a eso."

Tubbo y yo reímos ante mi último comentario, era un domingo muy tranquilo, el día anterior lo usé para no pensar en nada que no sean los gritos y carcajadas llenas de alegría de Tubbo cuando su carrito chocaba o explotaba, definitivamente apenas entendería debía explicarle que ese no era el propósito del juego, pero por mientras, que el sonría era mi mayor logro, todo por verlo reír.

Regresamos de hacer las compras de la semana, deje que el cargue la bolsa que traía la caja con leche chocolatada, de hecho no la quiso soltar desde que la cogió de su estante, y estaba bien, no pesaba tanto, sin embargo la bolsa enorme en lo que lo habían metido, obstruia la visión de mi pequeño, así que tenía que asegurarme de ver por dónde caminaba para que no choque con nadie.

"¿Que quieres comer hoy? Puedo hacer desde un estofado a..."

Me fijé apenas un segundo en los ingredientes que traía en mi enorme bolsa, cuando Tubbo chocó con alguien y al segundo siguente ya estaba mi hijo en el suelo, cayendo sentado y tirando su cajita de leche, haciendo un puchero.

Lo primero que hize fue levantarlo mientras el llevaba una de sus manos a su traserito, sobando al parecer. Gruñí y estuve a dos segundos de lanzarme sobre la otra persona por hacerle daño a mi pequeño y no disculparse, pero fue mi descuido, así que respirando hondo, subí la mirada para enfrentarme a unos penetrantes ojos oscuros, que me observaban de arriba hacía bajo.

Un tipo todo enternado con su celular en mano y su portafolio en la otra. Cargue con mucho cuidado a Tubbo, sosteniendo bien la bolsa de compras, aunque la de la leche quedó en el suelo.

"Oye, lo siento no fue su culpa, no podía ver al frente." Hablé con todo el buen ánimo del mundo, aunque apenas ese sujeto me barrió con la mirada, mi paciencia empezó a agotarse lentamente.

"No importa ¿Te quitas? Ya estoy lo suficientemente cabreado con la idea de que por poco esa leche caiga sobre mi traje."

"¿Que? Te estoy diciendo que no fue su culpa, es un niño ¿Que pasa contigo?"

"¿Que pasa conmigo? ¿Que pasa contigo que aún no te quitas? ¿No ves que mi tiempo si vale la pena? Dedicate al mocoso y deja de ser tan descuidado."

"¡Iriota!" Ambos voltemos hacia mi pequeño en brazos, quién lo miraba con el ceño fruncido, arrugando su barbilla y mandadole pequeños gruñidos. No puede evitar querer reírme, aunque lo siguente fue la gota que derramó el vaso.

"¿Iriota? ¿Ese engendro acaba de llamarme "Idiota"?"

Y fue el colmo. No me tomó mucho el pensar que podía hacer para hacerle realmente daño a ese imbecil, cuando noté que sus piernas estaban lo suficientemente separada, sin más ni menos, le metí una fuerte y bien dirigida patata justo al medio de estás y no fue hasta que le sujeto chillo que retrocedí.

"Imbecil."

Logré decir antes de que el mismo instinto me lleve a correr lo más lejos que pueda lo más lejos que pueda, cargando a Tubbo y la bolsa mientras el tipo se encongia cubriéndose sus partes, incluso su portafolio y celular cayeron al suelo, no me importó voltear después de eso. Corrí y corrí hasta que mis piernas me empezaron a quemar y entonces doblé en una esquina, tomando un respiró, obsevando cómo Tubbo se removía en mis brazos, sacando su cabeza de lo escondída que había estado en mi cuello y mirándome, con un puchero.

𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗘𝗥𝗙𝗘𝗖𝗧 𝗢𝗠𝗘𝗚𝗔 | Quackbur [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora