Capítulo IV

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Compartir la cama, ese espacio tan íntimo, hizo que no pudiera pegar un ojo en casi toda la noche. Más aún escuchando los terribles ronquidos de Servando que fueron un martirio para ella.
Sin embargo hacia la madrugada el sueño la venció y pudo dormir un par de horas. Pero ni bien los primeros rayos anunciaron el nuevo día, Inés se levantó rápidamente para tomarse un baño mientras su esposo aun dormía.

Se vistió y se dirigió a la cocina, pues pese al poco tiempo que llevaba trabajando allí se había acostumbrado a desayunar con sus compañeros de servicio: Jacinta, Rosendo y Juana, la cocinera. Los dos primeros suponían que aquel matrimonio estaba arreglado, sin embargo Juana no opinaba lo mismo. Aún así guardaban silencio ya que querían conservar sus trabajos y sabían que Servando era de armas tomar si se enteraba que hablaban de más.

Ines ingresó mientras se abría debate detrás de la isla de aquella cocina por cómo deberían referirse hacia ella ahora que era la señora Santos.

I: ( Carraspeo) Buenos días.

Ja: Buenos días... Ines
Se movió de lugar para que ella se sentara en la banqueta que ocupaba.

Ju: Señora Inés.

Se refirió Juana, una señora un poco mayor que el resto y que desde que la recién llegada ingreso a la casa supuso que venia con otras intenciones.

I: Por favor, como siempre. No quiero que cambie nada.

Ja: Disculpanos pero las cosas han cambiado y mucho, de ahora en más, como dice Juana, debemos llamarte señora Inés o nos pegaran un regaño...y que Dios nos libre.

Ju: Al señor Servando no le gustará escucharnos llamarla por su nombre.

Ro: Bueno pero en la intimidad de la cocina podemos tratarnos como siempre.

Ju: No Rosendo hay jerarquías. Inés ya no es una de nosotros.

I: Por favor eso no tiene por qué cambiar.

Ju: Si, tiene que cambiar. Lo que falta que se siente aquí a desayunar con nosotros.

I: No le veo nada de malo.

Ju: Está casada con el señor, eso la hace nuestra patrona. Lo que buscaba, ¿no es así?

I: No!...y pueden decirme Inés.

Ja: Inés, el señor anoche pidió que llevaramos el desayuno a la habitación.

I: Bueno, eso ya no será posible.

Ju: ¿Entonces lo tomara en el comedor señora?

Inés los miro a los tres.

I: Pensé que podíamos seguir siendo.

Ja: ¿Amigos?

Ella asintió.

Ja: Sabes que cuentas con nosotros.

Ju: Habla por ti Jacinta y por Rosendo si quiere. Para mi solo será la patrona.

Ja: De ahora en más el trato debe ser diferente. ¿Entiendes?

I: Me queda claro todo. Iré al comedor.

Inés hacia allí se dirigió mientras jacinta buscaba las tazas para ubicar en la mesa.

Ja: Fuiste dura con ella Juana.

Ju: ¿Dura? Por favor, esto es lo que siempre busco.

Ro: Lo que sea lo hizo por su hijo.

Ju: Ay si...como no. ¡Vamos! No sean ingenuos, esa fue solo la excusa.

Ja: Como haya sido, saben que no podemos decir nada o nos correrán de aquí. Así que nosotros...( Hizo gesto de cerrar la boca ) ni opinar.

La Nueva Santos (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora