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Un tonto holgazán que le encanta los chistes y entretener, todos saben como es el vecino más divertido. Y el esta encantado de conocer a su nueva vecina la cual es muy tímida. Un extrovertido con una introvertida. ¿Acaso podrán tener algo sin...
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Lo primero que vieron mis ojos fue esa silueta pequeña delante mío. El era tan pequeño que por un momento pensé que se trataba de un niño. Un niño no tan niño ya que el me habló y su voz no sonaba como la de un infante, aun así no logré entenderlo, no estaba consciente del todo.
Mi cuerpo estaba recostado en un árbol, empezando a sentir las texturas de mi entorno conforme me despertaba. Sentia la textura dura del árbol, el tacto suave del césped en mis manos y piernas, el aire fresco en mis fosas nasales, y mis ojos se cerraron en un momento. Abriendo los de golpe al darme cuenta que estaba al frente de una persona desconocida.
Lo mire ya mejor, estaba ya consciente por el miedo de tenerlo tan cerca de mi. A lo mucho el estaba alfrente mío a unos cinco pasos. Trague saliva nerviosa, a pesar de ser claramente más pequeño que yo le tenía un cierto temor.
—Ho querida, no te asustes. Solo vengo a guiarte al vecindario. Por lo viste.. te has perdido—
Su voz sonó tranquila y amigable haciendo que me relajará un poco pero no del todo. No le dije nada, aún no tenía la confianza para decirle algo. El se acercó a mi y me ofreció su mano.
Cuando sentí que se acercó no evité mirar con desconfianza su mano, traté de no mirarlo ya que el me veía muy directamente. Y al yo tener miedo a las miradas fijas como que no ayudaba mucho.
—Vamos, no muerdo. Soy muy amigable, solo quiero guiarte a un lugar más seguro. Este bosque se vuelve peligroso en la noche—
Mire a los alrededores, era posiblemente verdad lo que me decía, este bosque parecía no tener fin, lo único que veía era arboles y más árboles, lo más probable era que me pierda si es que intento salir sin alguien que conozca el lugar.
—E-esta bien..—
Mi mano con dificultad se acercó a la de el, dándome un escalofrío por mi espalda al sentir su tacto. El con su sonrisa gatuna miró nuestras manos unos segundos, para luego ayudarme a levantarme del suelo. Por un momento logré ver que se le dificultó un poco levantarme, era claro, ya era un poco más grande que el.
—Bien, ahora sígueme. Estoy seguro que los demás estarán encantados de verte, en especial el..—
Lo último que dijo lo susurró bajo y no logré escucharlo apesar de estar alado de el. Lo que si escuché fue lo primero, entrándome nervios de nuevo, conocer gente nueva no era lo mio. Se puede decir que soy algo timida.
