𝕭𝖆𝖗

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Ryan se encontraba dentro del bar, tomando y vomitando el alcohol que salía de su cuerpo, estaba tan mareado y borracho qué apenas podía tener los pies pegados en la realidad.

Meseandose hacia la salida del establecimiento, se aferraba a las paredes de afuera y sentía la helada brisa de la noche golpeandolo.

Se detuvo en una esquina y pego su rojizo casco en la fría pared de un callejón sucio mientras comenzaba a recordar como se sentía durante las últimas semanas.

Aún podía sentir el miedo y el nerviosismo recorrer por sus putrefactas venas.

Ryan se consideraba asimismo como un "un tipo rudo", sin embargo en ese momento solo podía sentirse patético.

Lo único que lo distraía de sentirse miserable era pensar en llevar a la victoria a su equipo el Jueves, después de todo se suponía que era un gran mariscal de campo.

Siguió pensando en su equipo, en el entrenamiento semanal y lo cansando qué lo dejaban.

Sus pensamientos volvieron a dirigirse abruptamente hacía su inquietud habitual, no recordaba el porque pero quería creer que era por el estrés que le implicaba ganar y por el alcohol que consumía a diario.

Siguió perdiéndose en su mar de pensamientos y mareos qué no escuchó los pasos apresurados que se acercaban hacía el.

—¿Estás bien, chico?

Su visión casi estaba nublada y apenas pudo reconocer a quien le pertenecía aquella autoritaria voz.

—Desearía estarlo—Mencionó de manera pavorosa antes de dejarse caer sobre los anchos hombros de su entrenador, pero no lo suficiente como para desmayarse encima de el.

—Ja, deberías tener más cuidado—Habló el entrenador en un tono burlon, habitual en el, pero había algo más que un tono burlon, algo que el all star no se percató en ese momento.

𝘾𝙖𝙛𝙚 𝙖𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙟𝙪𝙚𝙫𝙚𝙨 (pvz) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora