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Llevaba toda la mañana intentando no tomar mi teléfono, así como también intentaba no mirar algún otro canal que no fuera el número 13, aquel que se mantenía en una pantalla blanca con estática al no tener señal para reproducir algo, también evitaba asomarme por la ventana para poder ver qué sucedía en la entrada del edificio en donde vivía. Cuando una mete la pata lo normal es sentirse desesperado y con ganas de aislarse de todo el mundo hasta que todo aquello que nos preocupara desapareciera mágicamente, en mi caso los nervios ni la ansiedad se apoderaban mi pero si lo hacía la extraña sensación de querer quedarme encerrada hasta que lo peor pasara, pero que aquello sucediera tendría que pasar un largo tiempo.
El público nunca perdona, cualquier tonto que iniciara en la industria del entreteniendo lo sabe, jamás debes hacer enojar al público, jamás debes hacer te miren mal, debes darle todo lo que ellos pidan, debes ser a como ellos te imaginan, simplemente tienes que convertirte en la fantasía ideal y hacerlo es difícil tan difícil que nunca lograrás que todo el mundo te ame por completo. Si una gran parte te ama la parte sobrante se dedicará a mirarte con una lupa y hablarán del mínimo error que vean en ti ya sea una mala cara, una acción leve, una palabra, una risa, un mal paso, un mal movimiento de mano, la cosa más mínima e insignificante se volvería aquello con lo que atacarían.
Lo normal es ignorar los malos comentarios y concentrarse en los buenos, aquellos que provienen de esa parte del público que te ama y adora. Pero cuando haces que esa parte que siempre te amo comience a odiarte puedes irte despidiéndote de tu carrera. En los años que llevaba había visto a miles de personas perder sus carreras en días por una simple acción, teníamos que recordar que siempre éramos observados, siempre. Había corrido con la suerte de convertirme en todo aquello que las personas querían y me había asegurado de guardar mi verdura personalidad en el fondo para nunca dejarla salir mientras estuviera frente a una cámara, pero con un simple tropiezo había arruinado todo.
Seis años de carrera tirados a la basura, contratos de próximos proyectos cancelados, mis redes sociales estaban disminuyendo en seguidores y tenía a la prensa afuera del edificio esperando a que saliera a dar un comunicado con respecto a la situación de ayer. ¿Que debería decir en ese comunicado? Algo como "lo siento, soy humana y yo también cometo errores que cualquiera de ustedes puede cometer" decir algo así solo causaría más revuelo y atraería mucho más odio del que por el momento estaba recibiendo.
Me dejé caer sobre el sillón de la sala, con la taza de café cargado en mi mano y conmigo hecha un total desastre. Tenía el cabello revuelto, grandes ojeras debajo de mis ojos, la piel extremadamente pálida y no había tomado un baño desde que había pisado mi departamento para huir del caos que había explotado en mi cara. Tenía un buen instinto, confiaba en él ya que me había traído hasta donde estaba pero ayer mi instinto me había traicionado y me tenía en esta mala situación de la cual sólo quería huir.
