⚠️Advertencia: esta historia NO fue creada con fines románticos, nada de lo que este escrito aquí se justifica ni debe de ser clasificado como romance o mucho menos romantizar todo lo que suecede aquí. Se les pide discreción
El Estocolmo NO es algo...
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Un bello día soleado, con ese lindo tono azulado que adornaba el cielo junto a esas nubes blanquecinas le eran reconfortantes en su actividad, no tenía ganas de jugar, mucho menos de andar por el vecindario, solo estaría ella y un libro bajo la sombra de un árbol, si bien no era Fan de los días muy soleados por el calor, hoy era un excepción, estaba tan tranquilo que lo no podía arruinarlo nada.
Vecino tras vecino que pasaba y la veían le saludaban tranquilamente con una leve sonrisa, Julie por otro lado tan carismática se acercaba a charlar un poco y luego irse, suspiro con tranquilidad volviendo la vista al libro hasta que una voz, tan feliz y reconfortante para ella se hizo presente.
—hola querida —saludo amable y con esa tierna sonrisa
—hola... —levanto la mirada de su libro, su cuerpo e incluso su alma podían jurar que se había congelado —. Wally
La respiración le faltaba un poco, tapando sus oídos para no escuchar, no quería escuchar su voz, no quería ni siquiera saber él, los toques en la puerta ya dejaban de ser tranquilos suponiendo había colmado su paciencia, cerró sus ojos aún dejando escapar sus lágrimas, aterrada, temblaba, se sentía sola, que nadie le iba a ayudar, si gritaba nunca la escucharán, no había una manera de salir mientras no hubiera una forma en la que hubiera una distracción, ha intentado cuatro veces ese mismo día tratar de escapar, hasta la misma casa se lo impedía, todo cerrado, oscuro, solitario, solo él y ella, una pesadilla, si bien no había llegado nada a extremos no quería decir que no le perturbara la sonrisa tan calmada de Wally ante sus actos, secuestrar a alguien, mientras los otros ni siquiera los rodeaban, llevándola aún lugar lejos con el pretexto de pasar un rato amistoso para posteriormente mantenerla en un cautiverio en esa casa.
De la nada los golpes sesaron, no oía nada detrás de la puerta que la protegía, no obstante oyo un suspiro cansado perteneciente a Wally, miró atentamente debajo de la misma notando la sombra del cabello azulado, aún no se iba y era algo que no le daba para nada buena espina.
—escucha bien... Querida —su tranquilidad le daba miedo al decir aquello —. No puedes escapar, nunca podrás escapar, sólo estamos tú y yo, sólo somos nosotros, deben ceder y lo harás... —su tono fue cambiando poco a poco dándole un escalofrío haciendo que se abrazara a sí misma —. No quiero hacerte daño, sería debastador hasta para mi... Así que, cede de una buena vez y será menos doloso
—dejame... Por favor —emelzo a temblar tapando sus oídos nuevamente, de la nada mismo producto de la ansiedad, emelzo a patalear y gritar —. ¡DEJAME SOLA! ¡QUIERO ESTAR SOLA!
—Oh querida, ¿dejarte sola... En ese estado? —oyo una leve risa sacándole varias lágrimas, pese a estar del otro lado de la puerta, podía sentir su mirada sobre ella —. No, no, no, no puedo dejarte sufriendo así, vamos, abre le puerta y deja que te concienta
