Domingo 12 de marzo 2023
Hoy me regalaron este cuaderno y me siento agradecida de que no anden volando por ahí mis hojas. Escribí montones en esta ocasión. Quiero dividir el libro en cuadernos, cartas y entremedio ir colocando canciones y poemas. Depende de a qué parte de mi vida pertenezcan. También escanear y colocar las páginas qué más me gusten. Empiezo a sentir el llamado de la luna y de ánimo me siento bien, aunque corporalmente me siento debilitada por el cigarro. Los días se hacen más rutinarios a medida que pasa el tiempo; pero tengo muy mal dormir, por eso quiero salir de acá. Lo único que en serio me molesta de la convivencia es a la hora de dormir, aprendí que tengo el sueño muy liviano. Hoy me duelen los pechos y siento el útero levemente irritado.
Terminé ocupando lápices de colores porque gasté la única lapicera de uso público que quedaba. Me duele un poco la cabeza y tengo algo de náuseas por el cigarro. Tengo que dejarlo en cuanto salga de aquí porque estando dentro se me hace demasiado difícil y ya me resigné que el encierro me vuelve fumadora.
He pensado en ofrecerme como tallerista cuando me den el alta. Traería un aceite de almendras y les enseñaría a hacer masajes o haría un taller de literatura o arte. Lo más probable es que sea de masajes. Unas ocho personas por sesión, mujeres. Así armen grupos pares y se hagan masajes. Con un poco de aceite por par tendrán. Faltarían toallas, sillas y mats de yoga.
***
Hoy fue una buena tarde. Buscamos como locas un cigarro que al final tenía la Angie en su bolsillo.
Me sacaron una foto y mostré las tetas por la reja. Tenía tantas ganas de hacer eso, hasta que encontré el momento. Quería estar hasta el atardecer hoy afuera, espero salir pronto y pasar un ocaso completo en la playa que puedo ver tras la reja del hospital.
Me duele la cabeza porque me di un super cabezazo contra un fierro. Llevo un rato sintiéndome algo mareada, los cigarros hacen lo suyo conmigo, quiero dejar de fumar pronto, pero para eso tengo que salir de acá.
Salir me está comenzando a generar ansias. Si me dejan una semana más voy a pedir permiso para estar afuera todo el fin de semana. Aunque lo que espero es estar fuera antes del 17. Aun así, estar aquí con las chiquillas me recarga y me pone de buen humor. Ya se dieron cuenta de que mi silencio es la fachada de mis impulsos. Soy callada pero divertida.
Nos apagaron la luz, pero no contaban con que la luz tenue es suficiente para seguir escribiendo. Y necesito seguir escribiendo, en la noche es cuando suben muchos pensamientos, un torrente de emociones que se manifiestan hasta en mis sueños. Prefiero volcar todo lo que pueda hasta que me manden a dormir que pasar una noche más sin descansar bien, mirando el cielo de la pieza. Siento que poco a poco me voy apegando más a la escritura. Hoy ya ni solté el cuaderno. He estado escribiendo todo el día. No pensé que de esta experiencia hasta que me volvería a encantar con la escritura.
Sería lindo dormir contigo o al menos soñarlo. Tener un sueño dulce donde estoy abrazada de ti. Sería lindo soñarlo.
Quiero felicitarme por llegar hasta acá. Ahora que lo pienso nunca me felicito, me parece más cercano y lograble que sentir orgullo como gesto de amor propio.
Poco a poco la medicación va haciendo su efecto, así que tal vez pierda coherencia hasta caer dormida. Me da miedo pasar aquí mi menstruación porque soy inquieta y mancho de sangre las sábanas. Preferiría estar en mi casita tranquila pasando mi luna.
Aún no quiero soltar el lápiz. ¿Cómo negarme a los pocos actos de rebeldía permitida? La pastilla poco a poco me toma. ¿Soy infantil por creer que escribir de noche es rebelde?, cuando lean esto tal vez van a pensarlo, pero tal vez nunca lo hagan. Solo sé que aún no suelto el lápiz, me mantiene cuerda y esperanzada cada día. Tengo sueño ya, pero no sé cómo lograr dormir.
Ha pasado una media hora y no logro dormir. En serio espero irme luego porque arriba en el segundo piso, los adolescentes están haciendo desastre; gritando, corriendo los muebles, suenan las radios de los TENS pidiendo refuerzos para hacer una contención (poner una camisa de fuerza e inyectar calmantes). Mañana mismo voy a hablar con la psiquiatra para resolver esta situación. Cada vez me da más tristeza oír el sufrimiento ajeno. Hay tanto personaje que ha sufrido desde que son unos retoños, que hasta me siento mal por estar aquí ocupando una cama. Ahora volví a gastar el lápiz, estoy dejando sin tinta los lápices de la institución.
Tengo mucho sueño, pero en verdad me cuesta dormir. Estoy haciendo la hora para pedir una quetiapina de 100mg. No dejo de pensar en el adolescente de arriba que gritaba y en lo extraño que debe ser estar en algo similar a la cárcel o un hogar de menores. Me siento ridícula. ¿Y si todo esto lo hice por un poco de atención o cariño?, ¿lo que pienso es real o solo existe en mi imaginación?
Tengo sueño, pero se está haciendo difícil descansar. Estoy esperando que sean las once para pedir un SOS porque no logro concentrarme en descansar. Hay música caribeña a esta hora y no entiendo bien por qué. Me hace pensar que la colocan para ahogar los intentos de alguien por pedir auxilio y gritos por torturas. Qué mal momento para colocar una especie de Carlos Vives en algún aparte que desconozco. Los pensamientos ansiosos van en aumento por el contexto y el día tan melancólico. Me comienzan a dar puntadas en los senos. Vuelvo, con poca expectativa de lograrlo, a intentar dormir.
Ahora una compañera se enfermó del estómago y prendieron todas las luces. Estoy muy cansada de intentar dormir aquí. Tenemos para rato intentando descansar. Intento, pero ella está empeorando y en verdad no quiero decir todo lo que me ha tocado ver... y oler. Que pena de todas formas, es solo una viejita. Pero es una buena razón para que mantengan la luz prendida, así puedo escribir.
Pobrecita la Rita, ojalá que no sea nada grave ni contagioso. Ha sido una noche agitada, la tía del aseo me parece tan dulce, ella sólo limpia y entiende la situación. Además, se da el trabajo de secarle los pies, mientras la Ritita cuenta que no tiene fuerzas para hacerlo ella sola. Yo creo que le van a poner una intravenosa. A todas nos va a tocar pedir SOS en caso de cualquier cosa porque el efecto de la quetiapina ya se desvaneció.
El doctor de turno en el psiquiátrico la vino a revisar y todavía se quejan de la polenta que pudiese haber estado cruda. Lo más probable es que haya sido un mal viral, lo que me da más razones para creer que tengo que salir de aquí pronto.
Mientras, sigo escribiendo. Le van a dejar un suero a mi vecina enfermita. La tía del aseo de hoy es un amor. Dice que se va de acá y no la culpo porque se nota su esfuerzo. Que mala pata y no la mejor forma de terminar un domingo. De nuevo apagaron las luces y de nuevo puedo ver todo lo que escribo con la suave luz. Estoy esperando que terminen de colocarle el suero y a dormir. Están listas, buenas noches.
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El primer paso Tercer Diario
No FicciónEstas páginas las escribí en el encierro del Sanatorio Mental El Salvador.