Capítulo 4

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Joey se encontraba en su casa sentado en el sofá mirando lo que daban en las noticias.

De repente, la figura de Ainhoa saltó en la pantalla. Escuchó atentamente lo que decían y se enfureció.

¿Quiénes eran esos para juzgarla de aquél modo? Eran simplemente unos petardos. La habían insultado y también ponían en duda su trabajo musical.

Pensó en cómo tendría que estar ella y recordó, que en algunas que otras ocasiones, ella se había llegado a hacerse daño a sí misma.

Con ese pensamiento en la cabeza y con la duda de si realmente podía llegar a hacer alguna que otra locura, tomó sus llaves y salió corriendo de su casa.

Corrió y corrió hasta llegar a la vivienda de Ainhoa y llamó a la puerta.

‐ ¿Ainhoa? Soy yo, Joey. Ábreme - pidió con súplica.

Nadie contestó. Y eso, lo alarmó aún más. Por suerte, una vecina de Ainhoa salía de la casa de dos pisos y le abrió la puerta a Joey con una enorme sonrisa.

Joey subió con rapidez hasta el segundo piso y volvió a llamar a la puerta. Pero siguió sin obtener una respuesta.

Recordó que Ainhoa le había dado una copia de sus llaves ahora que ya se conocían y a veces, dormían en casa del uno o del otro.

Abrió la puerta y con desesperación se dirigió al pasillo. Buscó a Ainhoa hasta ver que la puerta del baño se encontraba con la luz encendida.

Una vez la abrió, encontró a Ainhoa en el suelo llorando de forma desconsolada y con algunos rasguños más en su muñeca.

- Ainhoa, cariño - se agachó y le intentó quitar de las manos aquella cuchilla - Por favor, te pido que pares. Basta.

Joey intentaba hacerla entrar en razón, pero Ainhoa parecía estar en un estado de shock del que no podía ni siquiera salir por ella misma.

- Ainhoa - Joey la tomó del rostro por un momento - No te hagas más daño. Me lastima verte así.

Las palabras de Joey parecieron tener algún tipo de efecto en ella y poco a poco, empezó a soltar su fuerte agarre en aquella cuchilla.

Después de dejar la cuchilla, Joey estrechó a Ainhoa en sus brazos mientras trataba de curar aquellas heridas, que por suerte, no eran muy profundas y con una simple venda bastó.

Ainhoa, se agarró con mucha fuerza al cuerpo de Joey quien no la soltaba en ningún momento.

Joey le iba susurrando tiernas palabras en el oído para tratar de calmarla mientras seguían sentados en el suelo del baño y en alguna que otra ocasión, le daba besos en la frente.

La tomó en sus brazos y la llevó hasta el comedor para acurrucarla de nuevo recostada en él, mientras seguía llorando.

- So tell me why can't we settle for love?
Is it that hard at the end of the day?
Tell me why can't we settle for love before it's too late? - Joey iba cantando algo en el oído de ella para relajarla.

- ¿Qué canción es? - preguntó ella aún escondida en el cuerpo de Joey.

- Es nueva - la acarició - Me inspiraste a escribirla.

- ¿Qué? - ella levantó la cabeza para poder verle.

- No es ningún secreto de que me gustas mucho Ainhoa. Y jamás en la vida, pensé que volvería a enamorarme de alguien, y aquí estoy. Diciéndote que estoy completamente enamorado de ti - sonrió Joey limpiando las lágrimas de ella.

Por un momento, se hizo un silencio que pareció eterno. Pero pronto, fue roto por la voz de Ainhoa.

- A mi también me gustas. Mucho - ella rio.

- Entonces... - tomó su rostro - ¿Qué te parece si dejamos que esos sentimientos vayan a más?

- ¿Tú estás seguro de eso? - Ainhoa se miró las manos vendadas - No quiero hacerte daño Joey.

- No me lo harás. ¿Y sabes por qué? - le dijo Joey.

- ¿Por qué? - ella no sabía lo que él quería decir.

- Porque me encargaré de curar cada una de tus heridas con todo lo que tengo. Y me aseguraré, de que nadie te haga tanto daño - explicó - No lo voy a permitir. Y eso es una promesa. Y pronto, conseguiré que no te hagas daño a ti misma.

Ainhoa le miró muy atentamente. Las palabras de Joey traspasaron su corazón por completo. Veía que realmente la quería.

- Está bien - finalmente, ella aceptó.

Joey rio y se acercó a ella para juntar sus frentes. Después tomó las manos de ella, y las llevó a sus labios dejando un cálido y tierno beso sobre las vendas que cubrían aquellos cortes.

- No quiero que estés aquí sola. Vente conmigo - le propuso también.

- ¿Dices de que quieres que me vaya a vivir contigo? - ella se sorprendió.

- Si te parece bien - puntualizó Joey.

- Me apetece. Mucho - sonrió Ainhoa.

Estuvieron un largo tiempo los dos juntos abrazados en aquél sofá cenando, para después ir al dormitorio y poder dormir juntos.

- Joey - ella le llamó.

- Dime cariño - sonrió él.

- Me encanta la canción que me has cantado - confesó ella.

- A mi también me gusta esa canción. Aunque aún no he terminado de escrobirla - rio Joey - Creo que pronto la terminaré.

- Gracias - dijo ella de repente.

- ¿Por qué me las das? - preguntó Joey con curiosidad.

- Porque me estás salvando de todo. Siempre estás ahí cuando más lo necesito. Nadie ha estado de este modo junto a mí - Ainhoa sonrió - Y es la primera vez que realmente siento que alguien me quiere.

- Y siempre lo haré. Eres lo más bueno que me ha ocurrido en todo este largo y desesperante año - sonrió él.

Joey y Ainhoa, se abrazaron para dormir juntos aquella fría noche en la que por fin, habían dejado salir aquellos sentimientos que más les aterraban.

Algunos días después, Joey ayudó a Ainhoa a meter todas sus pertenencias en cajas para así poder vivir juntos.

Eran muy felices juntos y eso era algo que jamás habían pensado que iba a ocurrir. Encontrarse en un sitio inesperado, que el dolor les uniera y que se quedaran juntos finalmente.

Pero había algo que les faltaba. Y eso era música. Sus vidas estaban incompletas. Les faltaba el otro pedazo de su corazón.

You Drew Stars Around My ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora