-Justin Drew Bieber Mallette, ¿Acepta como esposa a Abigail Rain Brown para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? - preguntó el padre.
-Acepto-contestó Justin.
-Abigail Rain Brown, ¿Aceptas como esposo a Justin Drew Bieber Mallete par...
—Te deseo...—gimió Justin besando sus labios antes de bajar a su cuello donde aprovechó a besarlo y a morder dejándole leves marcas que probablemente en un par de días se tornarían violeta, pero no le importaba. Quería que todos supieran que ella estaba marcada, marcada por él y que solo a él le pertenecía. —Te deseo tanto nena...—susurró sobre sus labios y la miró. Esta aún permanecía respirando entrecortadamente y con los ojos cerrados. Aun así, su leve sonrojo en sus mejillas delataba claramente lo que estaba sintiendo. Ella también estaba excitada; él podía verlo perfectamente. Sobre todo, como sus pezones se marcaban bajo el vestido tratando de luchar por un poco más de contacto de él y el moría por hacerlo, pero no iba hacerlo aún. Antes tenía que asegurarse que ella también lo deseaba, que también moría por sentirlo más allá de su ropa y de sus labios. —Abby...— la llamó y está abrió los ojos encontrándose con su mirada oscura.
Mierda
¿Porque la miraba así? ¿Acaso pretendía dejarla sin aire? Porque así era como se sentía. ¡Apenas podía respirar, apenas podía articular una palabra! Y todo por culpa de sus labios y de esa maldita mirada que ella muy bien conocía. Era la misma mirada que tuvo la primera vez que durmieron juntos como amigos, la misma mirada que tuvo cuando se besaron por primera vez luego de confesarse su amor y era la misma mirada que tuvo la noche en que hicieron el amor. La misma mirada que tuvo cuando la hizo mujer; específicamente su mujer.
—¿Estas bien...? —preguntó y está asintió rápidamente sin poder articular una palabra. Estaba muy concentrada en no olvidar cómo respirar. En todo lo que podía pensar era en las palpitaciones de su corazón y lo rápido que este latía. ¡Sentía que en cualquier momento se le saldría el corazón! —¿No hablaras? —preguntó divertido y está negó sintiendo los dedos de él acariciar sus labios. ¿Porque jugaba así? Quería sentirlo ya. —Si quieres que me detenga ahora dímelo—rogó sobre sus labios mientras sus manos recorrían su cintura logrando alzar su vestido. —Dime que me detenga y lo haré Abs...—gimió el mirándola y está negó soltándole la toalla dejándolo desnudo. Subió la mirada encontrándose con los de él y lo besó. —¿Sí? ¿Así sin más? —preguntó y está asintió sobre sus labios mientras lo empujaba a la cama. —¿No me pelearas ni dirás uno de tus comentarios sarcásticos? —volvió a preguntar y esta gimió al sentir sus manos apretar su trasero desnudo; pues apenas llevaba unas finas bragas que dejaban al descubierto su trasero. —Joder nena, te deseo...—gimió separándose de ella quitándole el vestido y tragó saliva al ver sus pechos desnudos; pues no llevaba sostén. Bajó la mirada notando el tatuaje y gimió besando sus labios.
—Mmm...—gimió Abby al sentir sus labios bajar por sus pechos y tragó saliva al ver como este se quedaba mirando sus pechos; justo como antes.
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—Me encanta...—sonrío al ver su tatuaje de flores alrededor de sus pechos y miró sus pezones. ¡Seguían igual de rosados y grandes! Claro, ahora sus pechos eran más grandes y estaban bien formados, pero seguía manteniendo su color rosado y su pequeño lunar en su pecho izquierdo haciéndola lucir más tentadora que nunca. —Voy a hacerte sentir bien nena...—susurró mirándola antes de besar sus pechos haciéndola gemir. Ella quería más, mucho más. —No sabes cuánto esperé por esto, cuanto deseé que volviéramos a ser uno...—susurró él y está negó apretándolo a sus pechos. Ella no quería hablar, no ahora. Solo quería sentir; sentirlo de nuevo y detener el tiempo. —Te haré sentir muy bien nena, lo prometo...—sonrió subiendo sus labios a los de ella y Abby supo que había perdido; justo como aquella noche hace años cuando fueron uno solo.
