prólogo

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antes que nada en la actualidad la leyenda popular de que los barcos romanos no podían navegar por el Océano provino en su mayoría de una combinación de supersticiones marítimas y religiosas, ya que alguna vez se creyo que el Océano era un mar sin...

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antes que nada en la actualidad la leyenda popular de que los barcos romanos no podían navegar por el Océano provino en su mayoría de una combinación de supersticiones marítimas y religiosas, ya que alguna vez se creyo que el Océano era un mar sin fin que rodeaba la tierra conocida que sería Europa, Asia y África.

Aunque los barcos romanos no fueron los primeros veleros,eran  significativamente más grandes que la mayoría de otros navíos de la época. Los barcos oceánicos más grandes de fabricación romana permitieron el transporte de objetos a granel por primera vez, a veces a través del mar abierto. En este contexto el primer romano que tuvo la idea de crusar aquel mar infinito fue un comerciante nacido en Hispania que respondía al nombre de Lucius Decimus, de ascendencia romana. Nació y creció en la ciudad de Itálica -cerca de Sevilla, España-en la provincia romana de Hispania Baetica. Provenía de una familia bien establecida, rica y aristocrática de rango pretoriano.

Al escuchar historias de fortuna y tierra con poderosos esclavos en los mares al norte de Britania, decidió explorar con tripulaciones de veteranos marineros y legionarios romanos tales iptierras. Las exploraciones les llevaron a lo que sería la gran península de Escandinavia, ya conocidos como piratas que descendían del norte cada verano para arrasar las costas de Magna Germania -Alemania- y Cimbria -Dinamarca- llegando hasta Bélgica. A través de este evento, los romanos los llamaron Boreanari -hombres del norte-. Los romanos navegaron hasta que encontraron un pueblo Boreanari con una gran cantidad de ganado y esclavos. Lucius Decimus decidió emprender una acción de saqueo, todo lo de valor fue tomado y los graneros fueron vaciados hasta la última onza de comida. Los romanos estaban asombrados de que los asentamientos estuvieran indefensos y tuvieran una población tan grande, ya que difundieron historias sobre la vulnerabilidad y la posibilidad de lidiar con la esclavitud.

Los Boreanari se destacaron por un gran parecido con los Germanos. Esto significó que los hombres pronto fueron utilizados como: Gladiadores; remeros en barcos comerciales; mineros; Trabajadores de campo. Las mujeres, en cambio, estaban destinadas a trabajos domésticos o trabajos que no requerían mucha fuerza: sirvientas, esclavas sexuales o cuidadoras. La segunda expedición exploró la costa hasta que finalmente, por azares del destino, llegaron a Islandia, a la que llamaron Frigerra. Pronto se produjo la colonización del lugar cuando la pesca de Morsas y Ballenas se disparó hacia el cielo, siendo las primeras objeto de una caza intensiva por sus colmillos de marfil que podían alcanzar un metro de longitud.

La situación cinegética hizo que se lanzaran las expediciones, llegando a lo que se conocería como Septentriones -Groenlandia-. Para ese momento data del año 873 Ab Urbe Condita -120 d.C.-. Septentriones se consideró una mina de oro dada la cantidad de manadas de morsas que permitían un mayor acceso al marfil.Anque las difíciles condiciones climáticas y de hielo del Ártico supusieron un problema para la colonización de los Septentriones pero la situación humana era diferente: los colonos estaban formados por soldados, marineros, esclavos boreanari y britanos alrededor de los asentamientos romanos, Septentriones estaba bajo control romano. de facto de varios grupos inuit, pero los romanos mantendrían reclamos sobre todos los Septentriones.

Las expediciones de pesca continuaron hasta que ocurrió un evento en el año 905 Ab urbe condita -152 d. C.-. Cuando el capitán del barco, Aulo Flavo, avistó tierra, era una isla que Flavo bautizaría como Terranova.Aulus desembarcaría con la tripulación, que iría armada con armaduras de cuero -más baratas y cómodas que las clásicas armaduras de legionario debido al frío del lugar- Gladius -espadas- y Scuta -escudos en plural-. Allí después de varios días donde reconocieron la tierra;su fertilidad, la cantidad de árboles, disponibilidad de agua potable y etc., se pusieron en contacto con los indígenas, quienes quedaron impresionados al ver hombres con armas de metal y enormes embarcaciones.

Cuando Flavus regresó a la civilización, tenía un plan para usar Terranova como un lugar para beneficiarse con la ayuda de sus marineros, pero no pudo evitar que uno de sus hombres en una taberna, borracho hasta la copa hablara sobre que en el oeste avía tierras fértiles. y con la ventaja de no lidiar con bárbaros que no siguieron las leyes de Roma. 

Aunque ese marinero terminó siendo arrastrado por sus compañeros y luego castigado con su vida siendo arrojado por la borda en alta mar al día siguiente, no se pudo evitar que al menos una decena de personas se enteraron de ella y que seguramente la noticia terminaría por correr en todas la provincias occidentales de Roma

Elysium...una Américana Romana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora