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— Vegetta —

— ¿Mija? —Fue la única palabra que salió de mi boca.

Todo se mantuvo en silencio. Los sonidos que usualmente tienen las cuevas habían desaparecido.

Estaba aterrado. Mi cuerpo no se movía. Estaba completamente helado.

Lentamente baje mi vista hacia mi espada la cual estaba teñida de color rojo. Ahogue un grito mientras arrojaba lo más lejos que pude. Quise cubrir mi rostro con mis manos pero estas tenía el mismo color que la espada. Rojo.

Era sangre... La sangre de Leonarda...

— No... no... no... —Repetí una y otra vez mientras me acercaba hasta el pequeño cuerpo de mi hija.

No sabía que hacer pero al solo ver el pequeño espacio que había a mi alrededor rápidamente tome mi pico y quité toda la roca y minerales que habían. Logré hacer un gran espacio para moverme mejor y pensar en algo.

Aunque el cuerpo de Leonarda seguía inmóvil.

Mi niña...

Esto no está pasando. Yo... ¿Acabo de matar a mi hija? No... no... no fue así. Había un monstruo que intento atacarla pero ella no se defendió. Entonces yo simplemente intente...

Lágrimas comenzaron a caer. Muchas, muchas lágrimas.

Me acerqué hasta el cuerpo de Leonarda y la abrace. La abrace con todas mis fuerzas pero no sentía su respiración y la herida que estaba en su pecho no paraba de sangrar.

— Por favor Leo... —Susurré aunque de mi voz ya no salían palabras, solo sollozos y quejidos.

No podía parar de llorar. Me sentía destrozado. Miles de recuerdos de ella pasaron por mi mente y en un de ellos pensé en Foolish. ¿Cómo le daría esta noticia? ¡¿Cómo se supone que llegue a casa y le explique lo que pasó?!

Días atrás habíamos arreglado nuestra situación como pareja. Aceptando nuestros sentimientos y comenzar a convivir juntos por más tiempo. Teníamos pensado en estar junto a Leonarda y hacer las cosas que a ella le gusta y que antes no podíamos solo porque nuestros horarios no coincidían.

Como ir a explorar, tomar fotografías, ir a visitar a sus demás amigos, terminar de construir el zoológico que tanto le hacia ilusión. También teníamos pensado pasar todo el día en su nueva casa del árbol. Hacer todos eso solo nosotros tres juntos. Como una familia.

Pero... no pensé que por un error mío todo eso se desvaneció.

Cuando llegue a esta isla nunca pensé que conseguiría una pareja, tampoco pensé que me volvería padre y soy consciente que Leonarda no es mi hija biológica y que en cualquier momento llegaría el día en tendría que de dejarla ir pero no quería que fuese de esta manera.

Ahora entiendo el dolor de mis compañeros. Entiendo todo el dolor que pasaron y que yo simplemente me burlaba.

Pero no puedo permitir que todo termine aquí. No... no puedo...

Limpie mis lágrimas aunque mi rostro se mancho de sangre y busque en mi brazo una cicatriz.

En mi brazo izquierdo había una cicatriz. Recuerdo que ya hace bastante tiempo una extraña entidad me había visitado mientras yo estaba buscando materiales.

Un demonio. Rubius.

Aquel demonio me visitó en un momento que yo estaba desprevenido, si no me equivoco fueron los primeros días de mi estadía en la isla. Para ese entonces yo no había conocido a Foolish y Leonarda no estaba. Aún estaba desorientado y no conocía a nadie. Además que estaba bastante mareado por mi poco conocimiento de inglés que evitaba que pueda comunicarme con los demás habitantes.

Debo admitir que en un principio el demonio llamó mi atención pero fue por un extraño sentimiento nostálgico que sentí al verlo . Su forma de actuar y de hablar conmigo se me hacía familiar. Fue como si ya lo hubiese conocido de antes y yo no soy tonto, sabía que él también mostraba interés en mi. Pero no estoy interesado en alguien como él, ahora tengo a Foolish. Solo quiero que Rubius cumpla con su palabra.

Ese día, cuando estuve con él, hice un pacto. Un pacto de sangre. Un pacto en el cuál él me debe un deseo. Podía pedir cualquier cosa pero en ese momento yo no quería nada.

Ahora si que quiero algo.

Rápidamente busque en mi mochila un cuchillo y, cuando lo encontré, lo utilice para abrir nuevamente esa herida.

Aquel corte dolió pero ver el cuerpo de Leonarda en el suelo me rompía lentamente. Debía hacerlo. Necesitaba salvarla. Intenté contener las lágrimas, no quería que el demonio me viese en un estado tan débil.

Mi sangre comenzó a caer al suelo y se complemento con la de Leonarda. De repente el suelo comenzó a moverse como si fuera un terremoto. El movimiento era tan fuerte que caí al suelo.

Las rocas comenzaron a caer y en el piso se abrieron grietas. Me acerqué hasta el cuerpo de Leo y la abrace para evitar que las rocas cayeron sobre ella. La temperatura de la cueva comenzó a aumentar a tal punto que mi sudor caía de mi cuerpo. Y un olor extraño invadió mis fosas nasales.

— Vaya... por fin me hablas...

A C L A R A C I O N E S

Holis, antes de comenzar quiero aclarar unas cositas.

Se que llego bastante tarde para escribir esto ya que todo fue un efecto mandela (guiño, guiño) y que literalmente ayer Leo perdió su primera vida con Foolish. Pero bueno, me quería sacar las ganas de escribir algo jsjjsjs

También aclaro que soy consciente que Leo es un huevito pero para agregarle más drama a la cosa en esta historia todos los huevos son niños, o sea, son humanos.

Y el ship "principal" es el Fooligetta pero si hay menciones del Rubegetta para (de nuevo) más drama ;)

Espero que les guste la historia <3

Deal || Fooligetta & RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora