Cuando el príncipe se presenta como un Omega tardío, Nell Phantom se ha dado cuenta que cometió un error al unirse al Harem de la princesa, sobre todo cuando Ariana empieza a querer pasar sus celos con él.
La botella de vino recién bebida impacta en la cabeza del príncipe causándole un golpe fuerte en la cabeza que estaba sangrando. Las palabras hirientes ya no lo lastiman porque sabe que son reales, le lastima que sea su madre quien se las diga.
—¡Eres una basura, una Omega te está superando en todo, tiene apoyo de muchos reinos gracias a su Harem y tú apenas sabes sostener la espada!—una cachetada impacto en su mejilla al mismo tiempo que una patada lo dejaba en el suelo con probablemente nada más que un golpe porque su madre era Omega y estaba borracha.
Desde el suelo se levantó sin mucho esfuerzo. Su madre parecía que tenía mucho de que quejarse porque otro golpe le llegó esta vez al cuello con la botella rota cortándole levemente, un pequeño sentimiento dentro suyo lo quería obligar a chillar.
—Eres un inservible, ojalá tu no fueras de mi sangre—la mujer tomó una copa de agua. Casi escupe el agua cuando escucha un chillido pequeño saliendo de su hijo—¿Qué?—se acercó a él y se agachó a su altura, otro chillido esta vez uno asustado ante su olor. Decidió calmarse para así no asustar más a su hijo—¡llamen a un médico!
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Un sentimiento de incertidumbre no le dejó prestarle atención a los movimientos de la princesa, algo había pasado que alteró sus instintos, tanto que hasta la misma princesa empezaba a preocuparse. Sus sentidos estaban a flor de piel dejando tapado su lado racional, algo había pasado con su omega pero no entendía que, es decir, su omega estaba en su regazo hablando tranquilamente de que había hecho en el día.
—Nell—abrazo el pecho desnudo del moreno—¿Qué pasa? Estás muy distraído—estaba sentada en sus piernas y no supo porque pensó en otro cuerpo, uno más masculino y con cintura más grande, un cabello gris y unos hermosos ojos púrpuras. Negó con la cabeza.
—Es solo que, siento que alguien me llama—se levantó obligando a la otra a pararse.
—Tal vez no sea tan importante—hablo levemente molesta ante la interrupción de su momento con su primera joya.
—No lo sé—hablo casi como un murmullo. Fue interrumpido por la voz de uno de los sirvientes.
—El médico real está yendo a ver al príncipe Bavilo, parece se lastimó entrenando y empezó a chillar como un Omega—no necesito mucho más para que ambos corrieran a la sala del médico.
Ariana por el miedo de que algo le pase a su hermano mayor y Nell por sus propios instintos que le demandaban ir a buscar al omega, marcarlo con su olor y tenerlo entre sus brazos.
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Acostado en una camilla en la enfermería el médico le realiza a ciertos exámenes para saber si sus especulaciones eran verídicas o estaban erróneas, las heridas creadas en su cara, cuello y estomago ya habían sido curadas y por ahora solo iba a necesitar usar un par de vendas durante un tiempo pero nada muy grave ya que iban a cicatrizar.
En la sala de espera se encontraba el emperador con un porte relajado ya que tranquilizaba a su adorada hija que estaba asustada porque algo le pase a su hermano mayor, Nell Phantom que parecía que en cualquier momento iba a derribar la puerta de una patada, Benela que estaba sentada mirando la puerta con la mirada perdida y Roserice que parecía levemente asustada por saber que le había pasado a aquel chico, aunque no se podía decir la razón. El médico salió con unos papeles en sus manos y simplemente, como si estuviera hablando del clima, dijo.
—El príncipe se ha despertado como un Omega tardío y demanda que lo dejen solo hasta por lo menos mañana.
