Prólogo según Alai

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Desde chica una de las frases que más he escuchado es que después de la tormenta siempre sale el sol. A lo largo de mi vida esa frase se transformó en mi mantra, repitiendo una y otra vez que pronto, encontraría la luz.

Con el paso de los años entendí que las batallas no se miden en qué armas utilicemos, que no es necesario estudiar al contrincante pero principalmente que no siempre es bueno ganarlas. De nada sirve ganar la batalla si perdemos parte de nosotros mismos en ella, si no tenemos en quien apoyarnos y principalmente si el premio final nos deja más vacíos que felicidad. Desde muy temprana edad aprendí que la familia no va a estar siempre para uno y que eso de que el hogar está donde nosotros estemos es una completa mentira.

Esta es nuestra historia, una realidad mezclada con la fantasía, los hilos de las mentiras. Un destino del cual me hubiera gustado nunca enterarme.

Nací conociendo dos mundos, crecí amando dos mundos. Terminé huyendo de ambos y perseguida por ambas criaturas.

Cuando uno encuentra la verdad, ya no hay marcha atrás. Tendré lo suficiente para hacer frente a lo que se viene? Es una pregunta que todavía, no se responder

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