Capítulo VI

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SUEÑOS 1:6

Tal como había dicho. El día fue largo, muy largo. Por lo que ahora me encuentro mirando el atardecer en el mar. Sentada en la escalinata del porche con los pies en la arena. Esperen ... ¿arena? ¿Qué?. Me paro de golpe y

- Alai - siento que me llaman a mi espalda. Solo puedo sonreír mientras me voy dando vueltas.

- Mamá - voy corriendo a abrazarla. La extrañaba y mucho. Hacía mucho tiempo que no la veía, que no venía acá.

Desde que comencé la universidad, tengo estos sueños cada pocos días. Me encuentro con mis padres, en esta hermosa casa en la playa y conversamos. Conversamos como si ellos no hubieran muerto, como si volviera a casa el fin de semana luego de estudiar toda la semana y nos pusieramos al día. Eran mis momentos favoritos, poder dormir para encontrarlos. Pero desde que volvimos a la ciudad, solamente había soñado con ellos una vez. Nunca me pregunté porque al soñar sabía que estaba soñando. Siempre creí que era por el hecho de que asumía sus muertes y que él extrañarlos tanto mi cerebro creaba todo este escenario.

- Te extrañé hija

- Yo también te extrañé. Hace mucho que no los veo, los extrañé mucho. Dónde está papá? - Le pregunto mientras me alejo de ella y lo busco con la mirada.

- Esta adentro esperando, ansioso. Sabes como es papá - se sonríe -. Debemos hablar Alai. Será mejor que entremos, no hay mucho tiempo- dice muy seria.

- okeeeeey ... no se supone que sueño con ustedes para que me regañen.- le digo en tono de broma. Pero no sonríe. Está sucediendo algo, me doy cuenta.

¿Pero es que hasta en mis sueños tiene que haber drama?

Voy corriendo a abrazar a papá que se encuentra parado en el medio de la estancia del living. Siempre que sueño con ellos, es en esta casa. Nos reunimos aquí, conversamos. Les cuento de la uní, de Pil. Nunca cuento la verdad, para que? Para que amargar un sueño? Ya tengo la realidad para eso.

Nos sentamos en los sillones igual que siempre. Cuando voy a contarles sobre el desfile que vimos por el festival anual de las chicas de blanco. Soy interrumpida por mi padre.

- , has hablado con Laura? - ok, esto es extraño, no solo que me pregunte por Laura, ya que nunca la nombré, si no la expresión en su rostro. Está preocupado, ambos lo están. Esto no es lo que sucede cada vez que sueño con ellos

- No tendrías que haber venido a Nueva Orleans hija, los pusiste en peligro - Dice mamá. A quién? Me pregunto yo. A quien puse en peligro

Si, definitivamente esto es raro.

- Que esta pasando aquí? Entiendo que no controlo mis sueños. Pero estos momentos son los que espero, como para perderlos hablando de la realidad. Que esta pasando ? - Digo más para mi misma.

- No son un sueño Alai - Dice mamá con su suave voz, mientras me regala su sonrisa que tanto extraño. Esas sonrisas que te dicen que todo va a estar bien.

- Necesito una explicación, porque ustedes están muertos. Verdad? - Pregunto con ilusión de que no sea así.

- Si Alai nosotros estamos muertos - Dice mi padre. La ilusión se fue tan rápido como llegó.

- El día que nos atacaron - Comienza contando mamá - sabíamos que no teníamos escapatoria. Eran muchos - Me arrepentí, no quiero escuchar eso. Volvamos al desfile.- por lo que aproveche los pocos momentos que tenía para largar un hechizo que nos cubriera a papá y a mi. Era un hechizo que tenía en mi memoria, lo habíamos hablado con papá. En caso de que algo nos sucediera lo íbamos a usar.

- Que hechizo? - Le pregunto a mamá. No se si me esta gustando por donde va esta historia.

- Cuando nos asesinaron Alai, parte de nuestra conciencia se instaló en tu sub consciente. Por eso puedes conversar con nosotros en tus sueños.

Me río, no se que otra cosa hacer. Esto es raro. Muy raro

- Se que parece extraño hija - Dice mi padre luego de que mi histeria pasó - pero no podíamos abandonarlos. No del todo. ¿sabes donde estas ahora? - Pregunta haciendo un gesto con sus manos que abarca la casa

- Una casa en la playa - eso es evidente y es de lo unico que estoy segura. Mamá se ríe

- No la recuerdas Alai? - es turno de mama de preguntar - amabas venir acá cuando eras pequeña. Pasabas todo el día en la playa con tu hermano. - pues no, no recuerdo - esta es nuestra casa segura. Nuestra y de ustedes. Tuya y de Connor - No quiero hablar de Connor - acá veníamos a protegernos cuando estábamos en peligro. Esta casa cuenta con muchos encantamientos solamente nosotros podemos ingresar. Nosotros y aquellos a los que queríamos proteger. Sabes quien nos mató?

- la Iglesia - Respondo porque es lo único que si se.

- No es del todo verdad. - bien, se fue lo único que si sabia. - si fue la iglesia, parte de ella mejor dicho. Es un grupo radical, que opera bajo órdenes de ellos mismos. Ellos creen que la iglesia vive en pecado por dejarnos vivir - estupidez - Ellos se rigen por los textos sagrados, textos que no todos conocemos. Creen que muchos de esos textos, son advertencia de lo que va a suceder. Son un grupo muy radical, que ni siquiera los altos mandos saben quienes son. Sabian que les llevaría demasiado tiempo y demasiadas vidas matar a cada uno de los del otro lado. Por lo que me buscaron por años, muchos años hasta que me encontraron.

- Porque a vos mamá?

- ¿Alguna vez escuchaste hablar de la profecía de las almas perdidas?

- Algo comento la tía Monica. Que te habían robado el día que naciste, unos fanáticos religiosos porque creían que de ti se trataba la profecía. Pero encontramos muy poca cosa con Pilar de eso. Solo algunas referencias, algunos textos que la nombran y algunos fragmentos de la profecía. Pero nunca completa.

- Creo que es hora que te lea algo - Dice mi padre mientras toma un libro que estaba en la mesa que no presté atención antes.

- Creo que es mejor que se lo contemos Lucían - le dice mamá mientras apoya su mano en el libro que estaba abriendo papá - Creo que será más fácil de entender. Después de todo creció con esa historia - me quedo pensando en que mamá uso su verdadero nombre para referirse a papá.

- Está bien, pero se lo cuentas tú - le dice a mamá con una sonrisa de enamorado - siempre fuiste mejor contando historias.

Aprovecho que tienen su momento de miradas para acomodarme mejor en mi lugar. No solamente porque me encantan las historias que cuenta mamá, sino porque tengo la sensación de que esto va a ser un balde de agua fría

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