Capítulo XI

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MÁS LIBROS 1:11

Al despertar y luego de poner al tanto a Pilar de la nueva información que teníamos, ella coincidió con Connor y mis padres en que debía ir nuevamente a la iglesia.  

Por lo que estábamos camino a la ciudad nuevamente, Pilar aprovecharía mientras voy a hablar con Luzbel e iría a ver a Laura. No le contaría todo pero le podría dar la advertencia de que se cuidara. Encantó un talismán para que Laura pueda usarlo en caso de encontrarse el peligro y contactar con nosotras.

Teníamos un nuevo plan. Iría a la biblioteca y buscaría todos los libros que hagan referencia a los ángeles y profecías. El plan no era el problema, ya que era demasiado simple el problema estaba en que Luzbel me permitiera ingresar a la biblioteca sin contarle nada. 

Pilar me dejó a una cuadra de la iglesia y siguió su camino al local de Laura, que se encontraba en el centro. Nos agarró la noche, ya que la casa de la playa no estaba muy cerca de la ciudad. A medida que me voy acercando a la iglesia puedo notar que todo se encuentra apagado. Tenía la esperanza de llegar antes que el grupo de apoyo de jóvenes terminara. Al llegar a la puerta e intentar abrirla me doy cuenta de que efectivamente, ya había cerrado.

Pienso unos minutos que talvez debamos quedarnos en la casa de la ciudad esta noche y venir en la mañana. La iglesia ya se encuentra en la total oscuridad. 

Muchos creerían que la iglesia es un lugar donde uno se puede refugiar en caso de correr peligro. Y es en parte correcto, pero hay criaturas, hay ciertos demonios que se alimentan del miedo, los Tristitia ( su nombre en latín) son demonios de las tristeza, acechan en las sombras, en la oscuridad esperando algún alma con suficiente miedo, angustia e indefensas que lo pueda alimentar. 

En sus comienzos fue otro ángel caído, uno de los tantos que hay. Era uno de los que más peleaba con su padre. Lo desafiaba continuamente. Son muchos los ángeles que crían y creen que los humanos no son dignos de su protección.  Pero este ángel en particular, llegó a desafiar a su padre. Cosa que ningún otro había hecho. Se ganó la expulsión del paraíso y se transformó en otro ángel caído. En la penitencia continua de vivir entre los que tanto odia. Pero su odio por la humanidad era tan grande, que su corazón se convirtió en piedra. Pasó años, juntando aliados pero pocos eran los que se animaban a enfrentar a su padre.

 Hasta que se dio cuenta, que buscaba en el lugar equivocado. No debía conseguir aliados a aquellos que habían vivido en el paraíso. Debía encontrar aliados en aquellos que nacieron de la avaricia, de la soberbia, la ira, la gula, la pereza (aunque estos no le sirvieron para nada). Por lo que se dedicó a procrear con aquellos demonios, pasó mucho tiempo buscando procrear a su descendiente perfecto. Miles de años después, lo consiguió. Hoy en día los conocemos como el demonio de la tristeza. 

No hay muchos relatos de él en la biblia, podemos encontrar algún versículo en el libro de Lucas 18 - 20. Allí Jesús les informa que todos y cada uno de los demonios se presentaran  pero que ellos serán capaz de destruirlos, así como lo hizo el. Muchos lo culpan por la desesperación, la depresión y el mal. 

Nadie que se haya cruzado con uno en el camino ha vivido para contarlo, por lo que su apariencia varía según quien lo dibuje, según la época en que estemos. Todos ellos tienen algunas cosas en común, las grandes garras, las alas de murciélago desgarradas, unos colmillos perfectos para arrancar tu garganta y unos ojos tan rojos, que, si los miras fijamente puedes ver el mismo fondo del infierno. Otros creen que pueden adoptar una forma que te genere confianza y poder acercarse hasta que ya es demasiado tarde para huir.

Son criaturas horrorosas, malvadas y sádicas, si te encuentras con una de estas criaturas, tus miedos serán cada vez mayor y ellos seguirán alimentándose, hasta que no quede nada más que un simple cascarón. Un muerto en vida.

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