Prólogo

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Más allá del velo de nuestra existencia terrenal nace una gran incógnita. Y para aquellos que creen en un hermoso túnel de luz y vida eterna en el paraíso... bueno, se equivocan.

En un hórrido callejón a la luz de la luna, se encuentra una pelinegra moribunda en los brazos de unos desconocidos.

Ella está muerta, y no hay nada que hacer. Además, ella no está en ningún paraíso, ella misma afirmaría, (si estuviera con vida) que está en el lado opuesto del espectro.

— ¡Rhydian, le está sangrando la puta cabeza carajo! — silencio.— Tenemos que llevarla a un hospital.

— Tenemos que esperar a Theo y llevarla a casa. —

—¡Está desvariando! Está diciendo tonterías. Puede estar teniendo una sobredosis. Unas vendas no van a hacer nada.

Las manos de él sostienen a la pelinegra, aferrándose a reanimarla.

— Va a estar bien. Sé lo que es una sobredosis, no es esto.—

— ¡¿A qué quieres jugar, eh?! ¿A qué nos arresten por posible asesinato de una chica que encontramos en un callejón? ¿Estás loco o no ves la realidad de las cosas?

Ella quiere decir algo, ella quiere moverse y decirles que todo estará bien, pero su cuerpo es incapaz de ello. Ya es muy tarde.

— Solo necesita curación en su raspón. Eso le va a costar mínimo cien dólares en el hospital, y una chica que carga con una maleta y ha sido herida no necesita más problemas.

Todo está oscuro. Parece que la única fuente de iluminación es la luna, aquella que está viéndola partir.

Aunque, ¿un callejón? Hace tan solo unos momentos ella estaba sentada en un avión...

— ¡Hey! No cierres los ojos, todavía no. — Por un momento, la vista borrosa de ella parece enfocarse un poco hacia él. Su voz parece ser una ancla para que ella se mantenga en... donde sea que ella este.

— Si algo le pasa... — De nuevo, ella solo puede escuchar balbuceos, y escucha sus voces cada vez más lejanas.

¿Qué no entienden? Ella ya se rindió. Tienen que aprender a captar indirectas y dejarla ahí.

El ardor proveniente de alcohol en una herida parece ser lo que la devuelve a la vida.

Aunque hay un cambio de escenario; ahora ella está en el asiento trasero de un auto.

Se supone que ella debe de estar en el avión.

Se supone que ella tiene que estar muerta.

— Hey, estás bien, respira esto — le acercan una camiseta empapada en alcohol a la nariz que comienza a inhalar — Sigue así, te hará bien.

— No quiero.— ella responde entre lágrimas — déjenme ir, por favor.

— Rhy, escucha, tal vez si sea buena idea llevarla al... — sugiere una voz femenina

Unos ojos azules se clavan con los de ella, y ahora ella sabe que es una mirada familiar.

— Yo te conozco.

Sus palabras silenciaron la disputa que tenían varias personas que aún no puede reconocer.

— ¡Ven, les dije! Va a estar bien, además esto era solo un golpe, no sangró tan...

— ¿Por qué ya no volviste a jugar conmigo en el árbol? ¿Hice algo mal, o...?

Esa misma mirada ahora se muestra confundida.

—¿La... conoces?

— Nunca la había visto en mi vida, tal vez...

— Ya no voy a estar jugando a paramédico, si no responde en cinco minutos, yo mismo le hablo a la policía.

— Nadie le va a hablar a la policía.— declara una voz. Esta vez es la de ella.

Parece que por un momento la reanimaron para que pudiera producir esas palabras.

En este breve momento de lucidez, ella sabe que no debería estar aquí.

Typical sad Pisces (RTS vol 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora