Al principio ni Spreen ni Carrera notaron que las cosas estaban cambiando tanto. Apenas llegaron del viaje era normal no verse, después de haber compartido tanto tiempo juntos no era extraño que decidieran no juntarse por unos días.
Lo que se les hizo raro comenzó después, cuando los días empezaron a pasar y no sólo no se veían, sino que también apenas hablaban por mensaje.
Julio se transformó en agosto, y este en septiembre, hasta que llegó noviembre. Los meses pasaba, y ninguno de los dos era capaz de dar el paso para hablar de lo rara que estaba su relación todos estos meses, mucho menos del motivo que lo causó.
¿Desde cuándo lo normal era que no se juntaran nunca los dos solos y apenas lo hicieran con más gente? ¿Desde cuándo era lo normal que intercambiaran apenas un par de mensajes durante la semana, y eso si era una en la que había suerte? ¿Desde cuándo todo se volvió tan raro entre ellos?
Ambos sabían cuál era la respuesta a eso, porque ninguno de los dos podía sacar de su cabeza ese momento, ese instante en el que sus labios se juntaron, por mucho que lo intentaran todos los días y buscaran sacarle importancia, convencerse de que en verdad no había sido nada. Que no tenía por qué ser nada que cambie nada.
Bueno, Spreen más que Carrera, porque él sabía lo mucho que ese beso había significado para él. Ese beso lo había hecho darse cuenta de que su amigo le gustaba, nada más ni nada menos. Lo había hecho darse cuenta de que todo lo que se había acercado a él no había sido sólo porque quererlo como amigo, había sido siempre mucho más que eso, aunque recién ahora se hubiera dado cuenta. Estaba sufriendo mucho tener que lidiar con eso, sentía que le fallaba a Spreen, sentía que nada de la amistad de su parte había sido real, mucho menos ahora que no era capaz de decirle que se dio cuenta de lo que sentía. Por eso le costaba tanto dar el paso para acercarse al pelinegro. No quería hacer como si nada hubiese pasado y mentirle, pero tampoco podía decirle la verdad y perder su amistad para siempre. Quería demasiado a Iván como para no tenerlo por lo menos como amigo en su vida. Aunque actualmente casi no estuviera de ninguna manera, tenía la esperanza de que si fingía que sus propios sentimientos no existían todo podía volver a la normalidad.
Así parecía cuando se juntaban con otros amigos. En el acuerdo tácito que habían hecho en España después de esa noche, obviamente estaba tratarse con normalidad frente a los demás para que nadie notara que había algo raro y se enteraran de lo que había pasado.
La esperanza que le daba a Carre cuando todo estaba bien entre ellos durante esas escasas reuniones que habían compartido esos meses se esfumaba en cuanto volvía la distancia que había entre ellos el resto del tiempo.
Obviamente esto fue notado por algunos de sus amigos más cercanos, pero los dos (otra vez, sin ponerse de acuerdo) respondían lo mismo. Que estaba todo bien, que simplemente estaban cada uno con muchas cosas y no tenían el mismo tiempo de juntarse que antes, que simplemente por eso la relación se había enfriado pero que seguían siendo amigos como siempre.
Así también es que enero se convirtió en diciembre, y finalmente llegó enero, el mes en el que volverían a viajar juntos, esta vez a México para ir a los premios Esland.
Había sido raro verse después de tanto, más aún tener que pasar tanto tiempo uno junto al otro en el viaje. Se sentía bien tenerse al lado, pero a pesar de estar cerca nada se sentía cercano como antes entre ellos. Sin embargo, nada fue incómodo al principio, tal vez porque nunca estuvieron solos desde que se encontraron. Desde el aeropuerto en Buenos Aires hasta el hotel en México, siempre había al menos una tercera persona presente con ellos dos en todo momento, aunque nunca fueran las mismas. Agradecían que eso hubiera pasado porque evitó que se sintiera rara la situación, haciendo que pudieran hablar y actuar con normalidad entre ellos, parecía como si ya hasta hubieran olvidado cómo interactuar si estaban solos.
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La noche que todo cambió | Spreen x Carrera
FanficLa noche de La Velada del Año algo cambió para siempre entre Carrera y Spreen, y a partir de entonces nada sería igual.