Capitulo 13

20 1 0
                                    


Dia 4: Pen Drive.

Hoy es el día 4. Seguro reconociste la canción cuando la escuchaste, porque teníamos la costumbre de oírla cada vez que nos necesitábamos.

El primer día que la escuchamos fue pura casualidad. Estábamos sentados en tu cama hablando demasiado cerca como para reprimir mis ganas de darte un beso en esos labios hermosos. Recuerdo que estabas intentando leerme las líneas de mi mano y claramente no tenias idea alguna de lo que estabas hablando, pero cuando vi tu cara de concentración divertida y esa media sonrisa, no pude dejar de mirarte. En el momento que notaste mis ojos sobre tu rostro, esa sonrisa se hizo mucho más grande y no pude aguantar más mis deseos de besarte. Tome tu barbilla con mi mano y acerque mi boca a la tuya, dejando ahí el beso más tierno que había dado nunca. En ese instante todas las mariposas de mi estomago se volvieron locas y entendí que realmente me gustabas y me estaba enamorando a la velocidad de la luz, de la chica más hermosa que había conocido en mi vida.

Ese beso llevo a otro, y ese a muchos más. Todo el aire se volvió pesado y nos costaba soltarnos para respirar.

Puse mis manos sobre tu espalda y las deslicé por debajo de tu camisa sintiendo tu piel suave en mis palmas. Respondiste con un gemido involuntario en mi boca mientras mi lengua jugaba con la tuya el juago más sexy del mundo. En ese instante no hubo vuelta atrás. Desprendí cada botón de tu camisa mientras me ayudabas y de a poco nos deshicimos de toda la ropa que se interponía entre los dos.

Verte desnuda fue una descarga de electricidad que no recordaba haber tenido nunca, tu piel rosada y suave me invitaba a besarla y no me pude resistir a hacerlo.

Comencé en tu cuello y fui bajando, me detuve unos minutos en tus pechos, que, si somos sinceros, fueron creados a la perfección para encajar en mis manos, y allí estuve largos segundos disfrutando de morderlos, lamerlos y succionarlos, hasta que tus gemidos pidieron cada vez más.

Fui bajando dejando un rastro de besos, pero no me dejaste llegar hasta el final del camino. Recuerdo tus palabras porque estuvieron en mis fantasías durante mucho tiempo

"Ahora no por favor, necesito que me cojas ya"

Y quien era Genaro para desautorizar esa orden. Me deshice de mi bóxer con una mano mientras con la otra preparaba el condón y lo colocaba en mi erección. Creo que nunca había estado tan ansioso en mi vida.

Tomé tus rodillas y me puse entre tus piernas. Antes de todo no pude evitar preguntarte si estabas segura. Claro que parar en ese momento era casi imposible para los dos, pero no podía no hacerlo. Cuando obtuve tu si, fue como si me hubiesen abierto las puertas del cielo.

Comencé con lentitud disfrutando de tu calor y humedad, hasta que estuve totalmente dentro tuyo. De a poco comencé a moverme, cada vez más rápido y loco por tus gemidos, por tu respiración y tu rostro excitado. Esos gemidos se volvieron gritos de placer que salían de nuestros labios, tus manos en mi espalda, tus uñas rasgando mi piel, tu lengua jugando en mi boca.

Fue una locura que pudiera durar más de 2 minutos, pero lo hice. Luego de mucho juego y sexo vi en tu rostro que estabas por llegar a la cima y yo quería caer en ese abismo a tu lado. Acelere mis embestidas hasta que juntos llegamos a un orgasmo abrasador.

Luego de unos minutos abrazados fue que comenzó a sonar la canción. Automáticamente nos miramos como si lo supiéramos, esa iba a ser "nuestra canción".

"Dos extraños bailando bajo la luna
Se convierten en amantes al compás
De esa extraña melodía que algunos llaman destino
Y otros prefieren llamar casualidad

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 28, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

KAMIKACESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora