★ [ɪɴ ʏᴏᴜʀ ᴇʏᴇꜱ - ᴄᴀꜱɪ ᴀɴɢᴇʟᴇꜱ] ★

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"Mar, creo que ya no lo amo. Que no lo amo más"

Esas fueron las palabras que había usado Vale, cuando pudo calmarse aquel día que entró en crisis. Una semana atrás Valeria le había confesado que sentía que sus sentimientos por Ramiro iban desapareciendo, y que no lo podía detener. Igual que lo que le estaba pasando a Mar con Thiago, habían terminado por desición de la morocha hace poco más de un mes y medio, y no quería saber nada de él.

Le dolía aún que todo hubiera sucedido así, pero más le dolían las acciones que para Thiago eran 'inevitables'

Despechado se había quedado luego de que ella le pusiera los puntos en su lugar aquella vez que discutieron por última vez. Se hizo el superado y comenzó a pasar más y más tiempo con Luna. Y aunque Mar no quería admitirlo, cuando los veía juntos el corazón se le quebraba un poquito más

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Una semana pasó desde que le dijo a Vale que lo mejor era hablar con Rama, contarle lo que le sucedía porque, era algo que le estaba afectando mucho. Y aunque primero se negó, supo que lo que le estaba diciendo Mar no era más que la verdad. 'hablalo con Rama, Vale. Sí le va a doler, obvio que le dolerá. Pero esto a vos te está lastimando justo ahora. Y necesitas respirar. Tal vez te espere, hasta que puedas aclarar tus emociones, puede que no. Aunque ahora mismo necesitas paz y tranquilidad, solo eso'

Le había hecho caso, y propio de la situación el tronco no se lo había tomado nada bien. Pero estaba todo muy reciente y la rubia supo que iba a tomar tiempo, pero agradecía el consejo que supo aceptar porque ahora se sentía un poco más libre

Lastimosamente, la morocha se sentía totalmente opuesto a lo anterior. Se había pasado la semana consolando a Rama, quien había ido ese día a buscarla con sus ojitos cristalizados, buscando refugio en su mejor amiga. Y por supuesto que ella lo recibió con los brazos abiertos. Pero eso trajo como consecuencia que de repente todos sus amigos comenzaron a pedirle consejos y contarle de sus problemas, y un poco se sentía desbordada Mar, pero no lo diría.

Porque mientras trataba de ayudar y entender a sus amigos para que estuvieran mejor, no lograba hacer lo mismo consigo, no podía pedir ayuda ni ayudarse sola. Las pesadillas no pararon en ningún momento, y ella no sabía que cada vez que despertaba de esos sueños terribles, eso desencadenaba a sufrir un ataque de ansiedad. Y eso comenzó a afectarle en el transcurso del día también

Al dormir muy poco, comenzaba a desgastarse física y mentalmente porque no sabía cómo controlar los ataques que no eran menos de dos en noche. Había empezado a perder el apetito, por lo que ya no solo dormía mal, sino que se alimentaba mal también. a veces sufría secuelas de algún ataque, le temblaban las manos,
O comenzaba a sudar y agitar su respiración

Estaba peor que nunca y no sabía que hacer

Hasta que la noche anterior la encontraron, Paz y Esperanza Bauer. Se habían escabullido juntas hacía el sector de habitaciones de la residencia. Buscaban los baños/vestuarios, y si alguien las encontraba dirían que la presión del agua caliente para bañarse era mejor allí, aunque fueran las tres de la mañana... en efecto lo que en realidad querían ese par de hermanas era chismosear, cantar, y bailar bajo el chorro de agua caliente de la ducha, igual que hace algunos -no muchos- años atrás en plena adolescencia.

Buscaban olvidarse un rato de sus preocupaciones y responsabilidades de la vida adulta por un rato, pero toparon con la morocha. Entraban entre risas, buscando lograr su cometido y llevar a cabo su aventura nocturna, pero no podrían haber predecido que ni cerca de divertirse estarían. Cuando la vieron, Mar estaba pálida como hoja blanca, temblando a más no poder, y acurrucada en el piso del baño cerca de los bancos posteriores a los cubículos de ducha.

Sollozaba débil como si de niña pequeña se tratase, porque así de vulnerable se sentía, igual que todos esos años en la calle, indefensa e invisible ante los ojos de la sociedad, recibiendo indiferencia y maltrato casi siempre, y rechazo. Ese sentimiento que le revolvía el estómago cada vez que volvía a su cuerpo.

Le costaba admitirlo por el dolor que le causaba al recordarlo, como una herida abierta. Aunque quisiera negarlo una y otra vez, muy en el fondo de su corazón sentía a flor de piel, que ni aunque pasasen mil años y tratase con todas las fuerzas de su alma y ser, dejaría de sentirse como una huérfana, abandonada y rechazada a su propia suerte.

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Coming back to this, coming back to you. no matter how hard I try, I'm not going to stop writing, even if I don't like what I write, in respect to all of you, my readers, I'll keep trying until I finish