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(*) "Ruegas porque llegue. Anhelas que aparezca. Pero terminas abandonando la idea de qué eso vendrá. Y cuando llega, y te azota como una tormenta; vuelves a confiar. Y la Gran Esperanza aparece."


Cerró la puerta de su casillero de un golpe, y cargó consigo su libro de Desarrollo. Caminó por los pasillos hasta llegar al salón 14, donde la maestra Esme, atendía la clase.


Al entrar vio a varios grupos reír a carcajadas, dios, como detestaba a esos idiotas.


Vio a su mejora amigo Luke Hemmings. Aquel mismo idiota al cual quería mucho y agradecía al tenerlo como amigo. Era el único amigo verdadero, y al cual le había confesado su secreto.


-Luke. -Llamó la atención de su amigo. Hemmings levantó la mirada, y sonrió; pero esa sonrisa se convirtió de inmediato en un ceño bastante fruncida. Aquel mismo que hacía cada vez que Michael hacía algo estúpido.


-Eres un idiota, ayer me abandonaste a mi suerte en esa estúpida fiesta.


Michael casi se burló. -Ayer no te parecía tan estúpida. ¿O qué te parece si le preguntamos a la chica con la que te besuqueabas?


Luke rodó los ojos. Era imposible ganarle a Michael, siempre tenía algo que decir. -Ese no es el maldito punto aquí. ¡Me dejaste solo! ¿Sabes cómo se puso mi mamá? No, ¡claro que lo sabes!


Michael rió. -Sí, lo sé. Conozco a tu mamá... ¿pero te haz puesto a pensar por qué lo hice?


-¡Porque eres un amargado! -Suspiró frustrado. -¡Mi mamá ya no me dejará ir la próxima vez!


-Pues lo siento, pero ya no habrá segunda vez para mí. -Se acomodó en su asiento. -Y como te decía amigo, ayer tuve un problema.


Luke suspiró. -¿Y cuál era? Ah, y claro que habrá segunda vez.


-Una chica me besó.


Sus ojos se abrieron con sorpresa. -Wow, espera. ¡Eso no es un problema!


-¡Lo es! Más si intentó quitarme mi gorro, y tu sabes qué...


-Oh, Dios. ¿Descubrió el secreto? Porque si es así, estás muerto. ¡Tu papá te va a matar!


-Cállate Luke, no soy tan estúpido. No dejé que me lo quitara y salí corriendo. Por eso te dejé.


Luke se sintió avergonzado de sí mismo. -Uh, Mike. Perdón por reclamarte... Y veamos el lado bueno, no paso a mayores; y recibiste un beso.


-Bueno tienes razón, y espero no volver a encontrármela.


Los dos voltearon al ver a la maestra de Desarrollo, la Señorita Esme -como la mayoría la conocía-, porque ya iba a empezar la clase.

Grandes esperanzas. | Michael Clifford AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora