Capítulo I

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Recorrió algunos pasillos del gran edificio, en busca de su aula de clases. Frunció el ceño mientras observaba el pequeño mapa que traía en las manos. Un sonido la sacó de sus pensamientos, al escuchar a lo lejos una hermosa melodía retumbar por los aislados pasillos.

Su curiosidad incrementó, por lo que decidió acercarse a aquella habitación al final del largo pasillo. Este salón contaba con algunas ventanas que le permitieron observar dentro del aula.

Pero a pesar de sus mayores esfuerzos por encontrar la procedencia de dichos acordes musicales, le era imposible visualizar el rostro de aquel chico. Se acercó lentamente a la puerta, procurando hacer la menor cantidad de ruido posible.

Atravesó el marco de la puerta y encontró la silueta de un hombre la cual portaba un conjunto de ropa totalmente negra. Este se encontraba concentrado en los acordes de la melodía. Finalmente logró observar su rostro.

Lo describiría como un hombre alto y delgado con cabello oscuro y lacio, tenía algunos mechones de color azul marino. Tenía unos hermosos ojos azules grandes y profundos. Su piel es pálida, tan pálida con la nieve y su rostro tenía rasgos finos y elegantes.

Sin darse cuenta, la azabache quedó totalmente flechada por la gran belleza que portaba el misterioso hombre. Su torpeza se hizo presente, cuando en un intento de retroceder, chocó contra la puerta, provocando un fuerte sonido que descolocó al pelinegro, quien clavó su mirada rápidamente en ella.

— A-ah, l-lo s-siento. N-no fue mi intención interrumpirte. — la ojizarca tartamudeó mientras sus palpitaciones se aceleraban a gran velocidad. — Estaba buscando el salón 5-2.

— Esa aula se encuentra en la segunda planta del edificio principal — mencionó el pelinegro con voz grave y levemente áspera.

— G-gracias y por favor continúa — el chico seguía observándola sin expresión alguna mientras esta salía lentamente de la habitación.

Luego de un par de minutos, finalmente llegó a su destino. Atravesó la puerta del salón, encontrándose con algunos de sus ahora nuevos compañeros que se encontraban esparcidos por todo el aula. Se dirigió a la última fila cerca de la ventana y decidió tomar asiento.

Observó su alrededor, a pesar de no saber cómo encajar en un lugar así, tenía curiosidad por saber de qué temas conversaban sus compañeros. Tal vez tenían algo en común. Decidió prestar atención a un pequeño grupo de chicas que se encontraban frente a ella.

— Compré este bolso en Milán — comentó una chica rubia mostrándole a las otras dos chicas que estaban posicionadas frente a ella, el artefacto que traía en las manos.

— Mi padre me trajo esta chaqueta de Mónaco — añadió una pelirroja de pelo corto hasta los hombros mientras daba media vuelta sobre la punta de sus pies.

— Deberíamos visitar Roma este año... — dijo una chica morena de melena larga hasta la cintura.

Escuchar esa conversación fue suficiente para hacerse la idea de las clases de personas con las que ahora debería convivir diariamente.

Sintió vibrar el móvil en su bolsillo izquierdo, por lo que lo tomó. Encontrándose con una foto de sus padres junto a su hermano menor y mensajes de aliento en su primer día.

No pudo evitar formar una pequeña curva en sus labios. Fue exaltada al escuchar como una chica daba una leve golpe sobre su pupitre sentándose frente a ella y llamando su atención.

— ¡Hola! — dijo una chica con una expresión de alegría y una gran sonrisa — Soy Fei. — la fémina con rasgos asiáticos, estiró su mano frente a la azabache. La zagala imitó su acción, correspondiendo a un leve apretón de manos.

Golden Hour | Adrinette, Lukanette | MLB Donde viven las historias. Descúbrelo ahora