Los anillos

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Narrado por semipresencial:

El amanecer aparecía, trayendo alegría a muchos, mientras que a otros simplemente les disgustaba, aquel sol que siempre acompañaba a todos y llevaba cada monstruo lejos de los demás.

—Puto, sol de mierda—Menciono aquel chico oso enojado, le dolían los ojos por recibir la brillante luz en sus pupilas morados.

Moviendo sus gafas negras en su pelo para poder sobarse levemente, aquel empresario estaba más que amargado.

Hace un tiempo, pensó en unas vacaciones y se llevó a su empleado de confianza consigo al QSMP, después de todo necesitaba un descanso, luego de.... Juan.

Quien era Juan?, Mejor dicho que no era Juan para el.

Juan, iluminaba como el sol, su sol, sus ojos tenían miles de estrellas, los cuales encantaron su ser y su alma, colocaron el encanto más malo de todos, uno el cual no se podía curar con leche, ni pociones, ni manzanas doradas, lo encantaron con aquel veneno llamado "Amor".

Quien iba a creer que aquel chico Thyhard, iba a caer ante los pies de alguien, y así fue como cayó ante el encanto del amor, volviéndose alguien que se obsesiono con aquel chico, sus ojos marrones como la miel, la miel más delicioso para el oso, tanto que se hizo su favorita, aquel cabello café oscuro, como la madera, la cual el olor a la leña, se hizo uno de sus favoritos, sus finas manos sin rasguños, sin ninguna cicatriz, amaba besar esa piel de porcelana blanca y lejos a la de el, amaba cada cosa de aquel mago de cumpleaños.

Cada recuerdo inundaba sus memorias y su sonrisa no se iba, estaba encantado, maldecido, pero ese encantamiento le encantaba a el oso.

Amaba su risa y amaba aquel error que cometió, por qué el error más hermoso que hizo fue dejar entrar al hechicero a su pollería, sin saber que este también estaba entrando a su corazón.

Amar, era la palabra cuando ese sentimiento de mariposas en el estómago se hacía presente,aquel sentir en el cual lo único que piensas es estar con esa persona,esa comodidad y aquel lugar donde lo único que sentían era el corazón del otro, pero para aquel oso, ese sentimiento se llamaba Juan y nadie más que Juan era aquel que provocaría aquel sentir.

Juan era un ángel caído con plumas arrancadas y siempre intentando hacer felices a los demás.

Pero, Spreen siendo un demonio, siendo la persona más mierda de este mundo, igualmente ese ángel nunca dudo en ayudarlo en su socorro.

Los angeles y demonios se llevaban mal, por tener diferentes razones, pero lo que no sabían que aquel odio era amor del uno al otro.

Sus groserías, sus pequeñas peleas, en las cuales siempre terminaba ganando aquel demonio, pero al final el que terminó perdiendo fue el demonio.

Pero a la vez, que un sueño en el cual nunca quisieras despertar, era la hora en la cual vivió la crueldad de despertar en su realidad, despertó de nuevo de aquella explosión, despertó con aquella sangre, despertó de nuevo, pero no era lo mismo.

Y revivió para sentirse muerto.

El estaba bien, solo un par de rasguños y algunas cicatrices, pero la cicatriz que más dolía era aquel día dónde perdió a su Juan, perdio aquella sensación de vida y perdió como nunca ante lo había echo.

Juan, era el significado de amar perfecto, al final su luz se hizo presente en el cielo, al fin el angel había podido recuperar sus alas y sin más se fue de su lado, dejando a un desolado demonio.

Pero, Spreen nunca dejo solo a su amor, siempre iba acompañado de memorias a mirar la noche solo para buscar a su favorita, aquellos momentos los cuales alguna vez lo sintió como la mismísima vida, ahora los sentía como la muerte.

Por Un Huevo /QSMP / FitreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora