Capítulo 3

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Una semana más tarde...

— Disfrute su comida. — Dije tras entregarle el pedido a uno de los clientes.

Hoy oficialmente se cumplía la primera semana desde que empecé a trabajar aquí. Este había sido un día muy ocupado, pero el hecho de que estamos cerca de cerrar es tranquilizante.

— ¿Le gustaría con mermelada? — Le pregunté al cliente que atendía, mientras sostenía el postre que me había pedido.

— Si, de piña, gracias. — Respondió y agregué lo que pidió.

En el tiempo que llevo aquí me di cuenta que días como estos son muy raros. La tienda no suele tener muchos clientes.

— Tenga un feliz día, señora. — Escuché a Toni despedir una clienta. Hoy él también tuvo que salir a la barra, pues el local estaba lleno.

Por mi lado, yo corría de un lado a otro, entregando los pedidos de los clientes. Mis piernas dolían de caminar de un lado a otro todo el día, pero aún no podía descansar.

— Aquí tiene, disfrute su comida. — Repetí la frase cómo por centésima vez en el día. Aproveché este momento para observar la situación en la cafetería nuevamente. Ya sólo quedaban algunos clientes terminando de comer. Solté un suspiro de alivio.

— ____, ¿puedes cambiar el cartel al cerrado? — Toni me habló mientras limpiaba una de las mesas vacías.

— Voy. — Me dirigí a la puerta y sostuve el cartel con mi mano para voltearlo, aunque me detuve al notar alguien frente a mí.

— Umm... - Me sonrió nerviosamente. — Lo siento, ¿aún se puede entrar? — ¡Era el rubio de hace una semana!

Lo miré detenidamente, estaba algo sudado y parecía falto de aliento. ¿Habrá corrido hasta aquí?

— ¿Señorita? — Preguntó al ver que no respondía y salí de mi trance.

— O-oh, sí, perdón. — Me hice a un lado y le abrí la puerta rápidamente.

— Gracias. — Cuando pasó, cambié el cartel a cerrado como me había dicho mi jefe y me volteé hacia el hombre, que parecía haber estado esperándome.

— ¿Qué desea? — Le pregunté.

— Un pudín. — Soltó. Nada más, nada menos.

— En camino. — Me dirigí al otro lado del mostrador y saqué su pedido. Ahora que recuerdo, eso fue lo que pidió la otra vez... pensé, mientras lo observaba sentarse en una de las mesas.

Mientras me dirigía hacia él con el pedido, noté que la tienda estaba vacía, haciéndolo a él el último cliente.

— Aquí tiene. — Dejé el postre en la mesa, frente a él. — Buen provecho. — Le sonreí cortésmente.

— Gracias. — Me devolvió la sonrisa y me retiré para ayudar a Toni a limpiar las mesas.

Agarré un trapo junto con un balde de agua con detergente y empecé a limpiar las mesas y sillas. También recogí los trastes sucios y los llevé a la cocina. Di varias vueltas en el proceso.

— Hmm... parece que va a llover. — Escuché al hombre de la ropa peculiar hablar, antes de llevarse una cucharada con pudín a la boca.

Volteé a la ventana, y, tal cómo dijo, había empezado a llover.

— Ah, menos mal que tengo una sombrilla aquí. — Escuché a Toni decir.

Yo no traje abrigo ni sombrilla, pero ya veré que le hago, pensé, y volví a enfocarme en limpiar. Ya había terminado con las mesas, así que me volteé para ir a la cocina y limpiar los trastes.

PASSIONATE [Giorno Giovanna x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora