Capítulo 1.

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Razón 1: Sombreros y vinos.

¿Quién en su sano juicio llevaría un sombrero hoy en día? ¡Pues nadie...!

Oh, espera... Osamu conocía a alguien y esa persona era Nakahara Chuuya. Un amigo de la infancia que, desde los quince años, llevaba ese ridículo sombrero en todas las ocasiones.

Cumpleaños.

Fiestas.

En salidas informales e incluso en las citas a las que solía ir.

Y Dazai comprende que sea así, porque su familia es francesa y esa influencia se notaba en su forma de vestir y de hablar. También es consciente de que este sombrero tiene un gran valor sentimental, ya que se lo regaló su padre.

Un sombrero está bien, dos es justo, pero tener una colección exagerada es suficiente.

Y ser una persona tan cuidadosa y sentirse obligado a hacer que los demás perciban el mal gusto de los sombreros de Chuuya. Recuerda vívidamente cómo estropeó uno de los muchos sombreros de mal gusto mientras ambos salían de una fiesta de madrugada, los dos con diecisiete años, escabulléndose y bebiendo, lo que era normal entre ellos desde que tenían quince.

Pero esa no es la cuestión.

Chuuya estaba borracho —nada nuevo para Dazai—, pero ese no era el principal problema. Era ese maldito trueno que resonaba por todas partes, seguido de una lluvia torrencial, de esas que pesan toneladas sobre el cuerpo. Y justo después de refugiarse de la lluvia durante unos minutos, contemplando sus opciones, Chuuya pareció volver en sí, tras mojarse.

—Bastardo... Esto es culpa tuya —tartamudeó Chuuya, sintiendo que todo se movía y el frío no era de ayuda.

—¿Este cerebro es únicamente músculo? ¿Cómo puede ser culpa mía? —se quejó Dazai, quitándose la gabardina negra que llevaba ese día—. Ni que yo controlara el tiempo, enano borracho.

—¡No estoy borracho...! Y tú siempre encuentras la forma de arruinar mis conquistas.

Dazai enarcó una ceja con curiosidad y soltó una carcajada socarrona mientras escuchaba los insultos del pelirrojo.

—Más bien te salvé de hacer el ridículo con esa chica —dijo divertido, tocándose el pecho teatralmente—. Con tantos hombres a su alrededor, esta pobre chica tuvo la mala suerte ser el objetivo de una babosa.

—Te mataré.

Con eso, Chuuya se levantó bruscamente, ignorando el hecho de que aún no había asimilado todo el alcohol que aún tenía en su organismo. Tropezó con sus propios pies, hasta chocar con el pecho del más alto.

—¡Ah, mierda!

—¿No estabas sobrio, Chibikko-kun?

Dazai escuchó la amenaza del pelirrojo, y ágilmente pasó su brazo alrededor del cuello del otro, mientras agarraba la esbelta cintura de Chuuya. Con algo de dificultad, la gabardina los cubrió a ambos, y volvieron a su casa, porque no era posible que llevará a Chuuya en ese estado, aún es demasiado joven para morir a manos del matrimonio Verlaine-Rimbaud y ser rematado por Kouyou ane-san.

7 Razones Por Las Cuales Odio A Chuuya. || Soukoku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora