Capítulo Uno

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Me encontraba dirigiéndome a la compañía de mi padre, pues desde muy temprano me había llamado a mi celular diciéndome que tenía que hablar conmigo, yo no entendía por qué, ya que nos habíamos visto más temprano, por más que le insistí no me quiso decir nada al respecto.

Desde muy niña, perdí a mi madre en un accidente de coche, no me acuerdo mucho de ella ni de las cosas que pasamos juntas, pero gracias a las fotografías que guarda mi padre no he olvidado su rostro, era muy hermosa.

Todos me dicen que he sacado su belleza, no es que mi padre sea feo, es muy atractivo, lo que me parece extraño es que después de la muerte de mi madre no ha conocido a ninguna otra mujer, no he querido preguntar.

Desde muy niña me ha gustado mucho la danza, tenía muchas esperanzas en ello hasta que mi padre me las hizo trizas, él quiere otro futuro para mí.

Salí de mis pensamientos cuando un auto se cruzo en mi camino logrando que frenace de golpe, llevándome para delante, para mí buena suerte tenía mi cinturón de seguridad, furiosa no hice más que gritarle al desgraciado del otro carro, o quien fuera que iba conduciendo.

—¡Fíjate por donde vas imbecil! ¡Casi provocas un accidente! ¡¿Acaso no sabes conducir?! —No podía ver nada porque llevaba los vidrios polarizados, sin darle importancia, seguí delante para estacionar mi carro.

Me dirigí hacia el ascensor, hacia el último piso, al salir salude a la secretaria de mi padre quien me dio pase, lo encontré sentado en su oficina mirando unos papeles, como acostumbra, lo salude con un beso en la mejilla y tome asiento frente a él.

—¿Que querias decirme? —Pregunte, pues suponía que debía ser importante.

—Siento que ya es hora hija.

—¿Hora de que? —Hable sin comprender.

—De que tomes mi puesto, yo ya estoy muy viejo —puse los ojos en blanco.

—Papá, por dios, deja de decir tonterías, además sabes que esto no me gusta.

—Por algo estudiaste administración de empresas Jieun.

—Eso fue porque tu lo quisiste así —Lo señale con mi dedo—. Sabes que lo que yo más he deseado es la danza.

Ahora fue el turno de mi padre poner los ojos en blanco.

—Eso no te iba a llevar a ningún lado Jieun, además, la empresa va ser tuya algún día cuando yo falte —Tomo mis manos entre las suyas.

Yo las aparte para ponerme de pie.

—Pero era mi sueño, no tenias ningún derecho, y lo demás —Suspire— Me lo repites todo el tiempo ¿No te cansas?

—Esos sueños no te iban a llevar a ningún lado hija —Trató de hacerme entender algo que no comprendía, yo negué—. La empresa es lo más importante, pasarán a los hijos de tus hijos —Solté una carcajada.

—Papá, no hables a futuro, no me he casado, ni siquiera novio tengo —Lo mire.

—Lo tendrás —Afirmó.

—No.

—Hija.

—Ya he dicho que no Papá, no quiero que me consigas a nadie.

Papá siempre conseguía citas para mi, y no me gustaba, no quería casarme con alguien que Papá escogiera, que horror.

—Por lo menos dime que asumiras el puesto.

—¿Estas tan desesperado por irte?

—Me siento muy cansado —Se paso una mano por la frente—. Ya pasó mi tiempo, quiero tomarme unas vacaciones fuera del país, además ya estas en edad Jieun, tienes veintiuno.

—Lo pensaré —Solto un suspiro—. Pero no prometo nada —lo apunte con el dedo—. Quizá pueda poner a alguien que se encargue mientras no estas, todavía no me siento lista para asumir tal responsabilidad.

—Esta bien —Tomo mis manos—. Mientras lo pienses me hace feliz —Sonrió.

Negué con la cabeza.

—Trata de descansar mientras —Me dirigí hacia la puerta.

—¿Vas a casa?

—Aún no, me encontraré con mis amigas en el centro comercial, necesito hacer algunas compras —Antes de tocar el picaporte este se movió y la puerta se abrió revelando a un pelinegro alto, musculoso quien sonrió de una manera particular hacia mi padre para luego dirigirme una mirada socarrona a mi.

—Tu —Me señaló—. Eres la que me grito en el estacionamiento, y descuida muñeca, si se conducir —Me guiño el ojo antes de pasar por mi lado y echarle una mirada a mi padre.

—Jieun —Me hablo entrecortado— Déjame a solas con él señor —mi padre se oía bastante nervioso.

Encogiendome de hombros salí de la oficina de mi padre para dejarlos platicar a solas, ese hombre se veía muy misterioso y el nerviosismo de mi padre decía mucho ¿Qué estaba pasando?

Delicate; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora