Capítulo 2

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3 de noviembre de 2039 06:00 AM

Me despierto al oír el insistente timbre de cada mañana del internado militar. Me froto los párpados con mis puños intentando despabilarme de una buena vez. A penas abro los ojos, me remuevo en la cama y lo primero que veo es a mi compañera, la cual se encuentra en diagonal a mí, aun dormida.

A pesar de ser las seis de la mañana, la poquísima luz que logra entrar por la ventana, me permite ver el reflejo en la boca y mejilla de Ellie de toda la saliva que ha perdido mientras duerme.

Me remuevo una vez más, levantando los brazos mientras estiro todo el cuerpo. Intento darme ánimos para por fin levantarme y así evitar que la instructora venga a jodernos por tardar tanto.

Tardarnos tanto. ¿Debería despertar a Ellie?

Una vez en pie, me pongo la ropa de deporte color gris de siempre. Porque si, cada mañana entrenamos tres horas, sin parar y en ayunas. En serio, ya quiero irme de aquí.

Mi consuelo y motivación de cada mañana es el saber que en tan solo unos meses ya me habré ido de este podrido lugar con Jesse y su familia.

Ato mi cabello en una cola de caballo frente al sucio espejo de mi compañera, a la cuál puedo ver por el reflejo de éste.

Jamás había visto a alguien dormir como ella. Parece un tronco. Si no estuviera viendo como sube y baja su pecho, creería que está muerta.

Ya lista, me dirijo hacia la puerta, pero antes de irme, me cuestiono si hacer lo que estoy pensando o no.

Y casi como si no pudiese resistirlo, tomo una de las ridículas pantuflas de conejo de Ellie y se la lanzo en la cabeza como si se tratase de una granada. Aguanto mi risa lo que más puedo, para no arruinarlo, salgo y cierro suavemente la puerta.

Supongo que es mejor que dejarla durmiendo y que la regañen después.

— ¿¡Qué!? ¿¡Qué mierda!? — Con mi oreja izquierda literalmente pegada en la puerta, logro oír sus gritos de impresión al recibir el golpe de la pantufla.

¡Mierda! ¡Mierda! Mequedé dormida— continúa gritando. No puedo evitar reír, hasta que un breve peroensordecedor sonido borra esa — sonrisa de mi rostro, haciéndome pegar un saltito. Podría jurar ahora mismo, que se acaba de caer de la cama y ha roto la lámpara— ¡AARGH, no puede ser!—

Cubro mi boca con ambas manos al sentir como otra carcajada quiere escapar de mí, pero, como si por arte del karma instantáneo se tratara, recibo un golpe en mi nuca, haciéndome encorvar en reacción.

— No la estás pasando nada mal después de todo, ¿eh?— Doy un brinco en mi lugar al oír su voz.

— ¡Alicia!— Exclamo, acercándome a ella rápidamente para enrollarla con mis brazos.

— ¿Me extrañaste?

— Ay, solo fue una noche — gesticulo como si le diera una palmada al aire.

— Eso es más de lo que habíamos estado separadas en nuestras vidas.

— Lo sé — le respondo haciendo un puchero — Ven, vamos antes que Tronchatoro nos regañe por llegar tarde.

— P-pero, ¿tu compañera está bien?— cuestiona, señalando la puerta en alusión a la chica— oí como se quebraba algo—

— Seh, estará bien— le resto importancia, comenzando a caminar.

Debido al incidente de las luciérnagas con mi habitación, Alicia y yo quedamos sin donde dormir, así que la directora decidió separarnos y ponernos en dormitorios diferentes, con compañeras que conocíamos de nada.

Sweet, brave and worthy- Ellie Williams +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora