𝑃𝑟𝑖̄𝑛𝑐𝑖𝑝𝑒 ¿𝐵𝑎𝑦𝑎𝑧𝑖𝑑?

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27 de Noviembre de 1544

-¡Corre, Ophelia! ¡Corre!-Le decía desesperado-¡Corre y no mires atrás!-

Ella no sabía que hacer, su cuerpo no quería obedecer aquella orden y su mente no pensaba con claridad.

-No-Dijo con lágrimas en los ojos-No puedo dejarte-

Él volteo enojado, no iba a aguantar mucho más con la herida en su brazo.

-Tienes que irte ¡¿Acaso no lo entiendes?!-

-¡No!-Gritó llena de dolor-No puedo perderte a ti también-

Macario resoplo, su hermana siempre había sido una terca, y él sabía que cuando ella tomaba una decisión era casi imposible que cambiara de opinión.

-Ophelia, por favor-Se acerco y la agarró del brazo con fuerza-Hazme caso por una vez en tu vida, te lo pido-

-No-Negó con la cabeza-Macario eres lo único que me queda en la vida, no te puedo perder, por favor-Le rogo.

El hombre negó y suspiro.

-Prometo que algún día nos volveremos a ver, pero necesito que te vayas, no puedo permitir que te lleven ¿me entiendes?-

Ella soltó algunas lágrimas y asintió con la cabeza-Te amo mucho-Dijo con voz rota.

-Yo a ti también, pequeño terremoto-Respondió de la misma manera y junto sus frentes-Prometo que te buscare, pero necesito que estes en un lugar seguro-

Termino de hablar dándole un beso en la cabeza y se fue corriendo.

Ella cayó al piso llorando, su pecho dolía como nunca antes y su respiración fallaba. Lo sabía, en el fondo lo sabía, no volvería a ver a su hermano y eso hacía que su cuerpo estuviera a un paso del colapso.

-Gyzyl saçly tilki gözläň!-(¡Busquen a la zorra pelirroja!)-Escucho un grito a lo lejos-Ol şu ýerde bolmaly!-(¡Tiene que estar por aquí!)-

Esto puso a todos los sentidos de Ophelia en alerta, se paró y limpió sus lágrimas, se quitó los zapatos y empezó a correr con todas sus fuerzas, no dejaría que aquellos barbaros la volvieran a agarrar.

El miedo se incrustaba en lo más profundo de su ser-Ο πατέρας μας που είναι στον Παράδεισο...-(Padre nuestro que estas en los cielos...)-Empezó a rezar cogiendo el collar en forma de cruz que tenía colgado en su cuello.

Su cuerpo no daba para más, llevaba corriendo un buen rato y sentía que si no paraba a descansar, caería al piso colapsada.

Ella giro su cabeza y vio que los había perdido de vista, así que decidió apoyarse detrás de un árbol, intentando regular su respiración.

-Bu ýerde bolmaly, aýak yzlary bar!-(¡Por aquí debe de estar, hay huellas!)-Grito una voz grotesca y varonil.

La mujer maldijo en voz baja y entro en pánico, no podía permitir que se la llevaran.

Lentamente fue avanzando, sin embargo, la suerte no estaba de su lado, pues pisaría una rama haciendo ruido; los otomanos se dieron cuenta de su presencia, y ella volvió a salir corriendo, sin dar vuelta atrás.

-Şol garynjany tut, gaçmagyna ýol berme!-(¡Agarren a esa perra, que no se escape!)-Todos salieron tras ella.

Al llegar a la orilla del rio, la pelirroja giro su cabeza y vio a varios hombres acercarse, dudándolo un poco se quitó su vestido, quedando en ropa interior y corrió hacia el agua. Sin pensarlo otra vez, se sumergió en el agua y empezó a nadar con las pocas fuerzas que le quedaban.

Lᴀ Lᴇᴏɴᴀ Dᴇ Esᴛᴀᴍʙᴜʟ - Eʟ Sᴜʟᴛᴀ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora