𝐸𝑙 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜 𝑒𝑚𝑝𝑖𝑒𝑧𝑎 𝑎 𝑓𝑜𝑟𝑗𝑎𝑟𝑠𝑒

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Destino...

¿Qué es el destino?

Desde que tengo memoria me hago esa pregunta.

¿Es algo que nosotros forjamos?

O

¿Ya estaba escrito?

Desde que nací me hicieron saber que mi destino no era algo que se podía tomar a la ligera; que para desgracia o bendición mía y de mis hermanos nacimos portando la sangre de Alí Osman, y era nuestra deber mantener su legado.

Mi nombre, mi cuerpo, mi ser y mi alma siempre han estado atados al poder y al sufrimiento.

Desde niña he peleado por mi vida, he llorado por mis muertos y he pisado las llamas del infierno por un solo momento de tranquilidad.

Hoy 25 de Enero de 1545, el sol muestra sus primeros rayos de luz, los mares se calman y los gritos de temor en mi corazón dejan de sonar.

Yo, Mahpeyker Sultan, nacida en 1521, juro solemnemente que cuidare al imperio con mi vida, que todo aquel que se atreva a lastimar un solo cabello de mi familia pagara en vida y muerte.

Yo, Mahpeyker, hija de Suleiman y Hurrem, traeré prosperidad, riqueza, gloria y felicidad a mi pueblo.

Yo, como descendiente de Osman y Mehmed, juro que extenderé la palabra del Islam hasta los confines de la tierra y más allá.

-¡Atención su majestad la Sultana Mahpeyker Khan!-

Todos se inclinan ante mi presencia, he escrito mi nombre en la historia y haré que esta deje bien claro quien fui.

-¡Larga vida a la Sultana Mahpeyker!-

Todos mis antepasados pisaron las llamas del infierno para yo poder sentarme en la gloria.

-¡Allah la cuide!-

Siento el poder recorrer todo mi ser y la fuerza que me faltaba me ha sido otorgada. El bendito trono de Osman me abriga y me da su consuelo.

-El antiguo Visir Ibrahim Pasha-

Volteo mi cabeza y veo a la mano derecha de mi padre caminar hacia mí, este se arrodilla y besa mi dobladillo, sube un poco de su cabeza y me mira a los ojos.

-Gane-Se le digo de alguna manera con la mirada.

El mismo procedimiento hacen los otros Pashas. Miro hacia a la torre y hago una pequeña sonrisa, inclinando suavemente mi cabeza como saludo.

En la torre.

Hurrem no podía estar más orgullosa y satisfecha. Era cierto que su corazón lloraba desconsolado la perdida de su amado, pero su mente celebraba la victoria.

Su hija mayor ahora era la gobernante de la tierras Otomanas y eso le llenaba el corazón de felicidad. Su cachorra por fin se había convertido en leona y sobre ella solo estaba Allah.

Un sentimiento muy parecido tenían dos Sultanas más jóvenes, ambas mujeres admiraban demasiado a su hermana mayor y la amaban con locura.

-Mírala Alev, está brillando más que el sol-Dijo Mihrimah.

-Y creo que hasta más, querida hermana-Respondió sonriendo.

Y como todo en la vida no puede ser felicidad, también había dos presencias femeninas que solo podían sentir rabia y rencor en todo su corazón.

-Mira como sonríe, Hafsa-Susurro su madre-Como nos restriega su victoria en nuestras caras-

-No debería decir eso, Sultana-Intervino Mustafa-Recuerde que está hablando de su Sultana-

Lᴀ Lᴇᴏɴᴀ Dᴇ Esᴛᴀᴍʙᴜʟ - Eʟ Sᴜʟᴛᴀ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora