Resfriado

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ᴀʀᴛɪsᴛᴀ: @ᴀᴘᴘʟᴇᴢxs ᴇɴ ᴛᴡɪᴛᴛᴇʀ.

¡Achooo!

El cosquilleo tenso de su nariz dejó que sus ojos se aguaran, liberando un estornudo que se escuchó con mucha frecuencia por todo el barco. No respiró por un segundo, su cuerpo quedó estupefacto y sólo sintió sus odios zumbar.

No era grato y creo que en parte tenía la culpa. Dejó que las pequeñas pezuñas hicieran su trabajo, ofreciéndole el termómetro que momentos antes estaba en su boca. Chopper estaba muy concentrado en su análisis y pudo deducir con mucha simpleza el estado de su compañera.  —Mmmh, tienes un poco de fiebre. — dijo con sabiduría, observando cómo el termómetro marcaba 38 grados. —Te haz resfriado, ¡Pero te prepararé una buena medicina para que te sientas mejor! — Chopper propuso, decidido con aquella voz tan alegre.

Todo empezó cuando sus ideas de jugar bajó la lluvia a altas horas de la noche con sus amigos. Fue divertido, pero los detalles esenciales de haberse abrigado bien para esa ocación no fueron importantes en ese momento. Ahora se arrepentía, (T/N) volvió a estornudar y el dolor de su garganta empeoraba con cada pasar del tiempo.

Ahora que lo pensaba, todo fue idea de Luffy.

—Muchas gracias, Chopper. — (T/N) habló con dolor, aparte de tener la frente ardiendo, pero su sonrisa amable no se borraba nunca ante el pequeño médico de aspecto adorable. Le dedicó unas lindas palabras, acción que para el pequeño reno fueron objeto de alagos y que las ignoró en un torpe intento.

Cuando ya estaba por irse, le dictó el último labor que debía seguir para su tratamiento. —Debes estar en reposo, mi medicina te ayudará para combatir el dolor de garganta y la fiebre, por lo tanto, ¡No quiero verte fuera de la cama! — ordenó.

Cuando la puerta se cerró, dejó que su cabeza cayera sobre la fría almohada, por lo menos podía refrescar la fiebre con ello. Cerró sus párpados con el pesar de un molesto rencor hacia aquel resfriado. Cuando los volvió a abrir, toda su expresión quedó nula sobre su habitación. Sentir la marea sobre la madera crujiente le relajaba un poco, aunque podría ser aún mejor si estuviera completamente sana. (T/N) tomó la pequeña caja de pañuelos, y con uno comenzó a limpiarse la nariz, acción que provocó un nuevo estornudo.

Estaba cansada, optó por acomodarse en la cama para quedarse mirando hacia la pared. Sus cabellos alocados se esparcieron por las telas blancas, sintiendo los mechones pasar por su rostro ardiente. ¿Qué estarán haciendo? De reojo, miró el reloj colgante y supo que ya era hora de la cena. (T/N) suspiró con desánimos, pensando, imaginando lo lindo que sería estar con sus amigos disfrutando de una deliciosa comida. No podía escucharlos, pero suponía que sus voces estarían cantando con las risas imparables de sus caras sonrientes. Por aquellos pensamientos, (T/N) no pudo evitar sonrieir, apagando su despertar al momento de cerrar sus párpados de manera calmada y muy suave.

Tal vez dormir sería la solución para que aquella pesadilla terminará… o eso creía.

Los suaves toques a su puerta despertaron su interés, suponiendo que su pequeño amigo peludo ya había terminado de hacer la medicina. (T/N) habló, pero su garganta estaba ronca, complicando su situación ante la presentación de su tono. Un agrio "adelante" llegó a su receptor, permitiéndole la entrada. La puerta se abrió de una manera muy calmada, creando una pequeña sorpresa cuando la persona que estaba parada detrás de la madera creaba espacio para asomar la cabeza y entrar con mucho cuidado. —¿Sanji? — la joven preguntó con asombro, puesto que no se esperaba su presencia, siendo engañada por sus ideas.

El cuerpo de Sanji entró con cautela, ya que en sus manos traía una bandeja de plata, revelando un humeante olor. —Mi dulce (T/N), ¿Cómo te sientes? — saludó con elegancia, pero a su vez con un tono muy empalagoso. Recibiendo la respuesta variada de la joven. —Desde que ví que te habías enfermado, te preparé algo que te ayudará. — cerró la puerta tras suyo y se acercó hacia la cama, no sin antes agarrar una silla para sentarse a su lado. Una sopa de colores vividos se centró en frente de ella, repasando las verduras y papas cortadas en pequeños trozos, el olor era exquisito, creando esa pequeña necesidad de querer probarlo. Un plato que a simple vista ya se veía fantástico. Con un pequeño pan esponjoso, un vaso con jugo y una servilleta blanca. Sanji pensaba en todos los detalles y eso provocaba cierta simpatía en la chica.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2023 ⏰

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