Un cumpleaños inolvidable

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Lo había logrado, finalmente lo había descubierto. Desde pequeño siempre había sentido que la magia y todo lo místico podía ser real. En las fiestas de cumpleaños siempre me gustaban los shows de magos. Incluso mi papá sabía hacer algunos trucos y me encantaban.

Pero yo quería la "magia real". La que podía hacer sobrenaturalidades. Cuando llegué a cierta edad, en internet empecé a buscar trucos de magia para hacerlos. Obviamente los primeros que encontré eran los típicos trucos con cartas y monedas, pero quería más.

Cuando por fin encontré lo que buscaba, la mayoría de los hechizos que estos magos publicaban no eran lo que a un niño de mi edad me interesaban. Eran hechizos de amor o de protección contra males y así.

Como no encontraba magia que me podía hacer invisible, levitar, o tirar fuego de mis manos, poco a poco perdí el interés. Igual, si encontraba algún hechizo que realmente me interesace, no hubiera podido hacerlo, ya que mis padres religiosos me hubieran castigado de por vida si hubiese intentado hacer magia negra.

Poco a poco mi pasión por lo místico fue desvaneciendo, y puse mis dos pies en la tierra. En mi adolescencia adquirí pensamiento crítico y científico, y dejaron de gustarme los fantasmas y los monstruos, y me empezó a gustar las cosas que podía ver, oír, y tocar.

Ví que aun había cosas en nuestro universo por descubrir y entender en su totalidad. Desde el ADN humano, el fondo del mar, y la historia perdida. Estos misterios hacían que las personas inventen cosas fantásticas para explicarlos, y yo quería descubrir la verdad.

Entonces decidí buscar el misterio más grande de todos y trabajar para revelarlo ante la luz. Tras investigar un poco, me dí cuenta que el misterio más grande actualmente eran los agujeros negros.

Aquella fuerza tan grande y poderosa que nada puede escapar de ella, ni siquiera la luz. Me propuse investigar todo lo que podría de ellos, y así resolver su misterio.

Decidí convertirme en astrofísico e ir a trabajar a la NASA algún día. Sólo tenía un problema: Aun estaba en la escuela. Pero eso no me importaba, y estaba decidido a ganarme una beca para ir a estudiar a Estados Unidos y tener más cerca mi sueño.

Estudié mucho física, y logré representar a mi escuela en competencias nacionales de esa materia, pero no fue lo suficiente. Realmente era una materia dura. Aunque no fue del todo malo, ya que al menos sí conseguí una beca para una universidad nacional.

Pensé que era mejor que nada y la tomé, ya que tras graduarme igual me serviría de plataforma para poder ir a universidades de más alto prestigio. Por lo que empezé a asistir a clases.

Mientras hacía eso, por mi cuenta investigaba la razón por la que hice todo esto en primer lugar: Los agujeros negros.

Había todo tipo de teorías, pero sólo eso, teorías, ningún estudio determinante. Aunque no podía descubrir nada si no tenía bases de lo que sí sabíamos. Por ejemplo, su origen.

Resulta que los agujeros negros se forman tras el auto-colapso de un estrella gigante roja en la última etapa de su ciclo de vida. Las estrellas, la principal fuente de vida del universo (nuestro sol es el ejemplo), se terminan convirtiendo en la mayor fuente de muerte del universo.

De pequeño también me interesaban los horóscopos. El que partes de tu ser sean determinados por la posición de la constelación de estrellas que estaba en el cielo cuando nacías era fascinante. Pero, como con todo, al crecer me dí cuenta que era falso e imposible...¿O tal vez no?

Verán, una de las muchas teorías de los agujeros negros es que son portales a otros universos. No meros portales a otros tiempos y espacios, sino a otros universos con sus propias leyes y dimensiones.

Gender Bender One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora