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Suspiró, intentando disipar sus penas y metiéndose algo en la cabeza: tal vez le tocaba pedir más dinero, un aumento o un tercer trabajo

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Suspiró, intentando disipar sus penas y metiéndose algo en la cabeza: tal vez le tocaba pedir más dinero, un aumento o un tercer trabajo.

Miró el papel, pero luego pensó que aquello tardaría demasiado, y que ya estaba corriendo contra el tiempo.

—No puedo creer que estuve tan cerca de obtener lo que por años estuvimos luchando, y ya no puedo tenerlo...

Alzó su vista al cielo, encontrándose con la gran estrella que por tantos años ha estado opacando a la luna y protagonizando los sueños de sus amigos cuando eran niños.

Recordó lo sucedido con Beomgyu, él consideró que estaba sobreactuando, al menos hasta que apareció el príncipe y lo primero que hizo fue invitar a Beomgyu a bailar.

Detestaba la idea de suplicarle a una bola de fuego que estaba a una distancia considerablemente mayor a la de la luna y la tierra misma, sobre todo porque encima, nunca funcionaba.

Creer en esas cosas era inútil y cruel, pero, Beomgyu amaba creer en ello, y por lo visto, no paró hasta que lo logró. O tal vez la estrella estaba de buenas y quiso concederle lo que por tantos años el chico ha deseado.

Recordó las palabras de sus padres, pensó un poco y miró una vez más su sueño en papel y tomó aire, sin poder creer que estaba por hacer lo que se prometió nunca más hacer.

Llevó el papel a su pecho, y cerró sus ojos.

— ¿Puedes, puedes, puedes...? —susurró, pero entonces cuando abrió los ojos, se sintió ridículo.

Nada iba a cambiar si lo deseaba, ya ni entendía por qué hizo eso si nada más que su trabajo le entregaría los billetes que necesitaba para superar una oferta tan grande.

Soltó el aire y negó con la cabeza, hasta que se sintió observado y decidió mirar a su lado, encontrándose con un sapo que lo miraba fijamente y que lo exaltó por un segundo, entonces hizo una mueca en lo que rodaba sus ojos.

No obtuvo dinero, pero sí un animal que le desagrada y le daba pavor.

—Muy gracioso —murmuró mientras volvía a poner su atención en el animal, entonces notó que seguía ahí — ¿Qué, acaso quieres que te bese?

Entonces el sapo sonrió con algo de picardía mientras se miraba un poco sus dedos.

—Me encanta la idea.

Soobin dejó escapar una reacción natural en él cuando veía un sapo, el cual consiste en gritar y correr para alejarse del anfibio, y fue lo que hizo, al menos hasta que se golpeó con una repisa en el cuarto de Beomgyu y junto a él cayeron unas cuantas cosas, libros, peluches y poco más.

El sapito, sabiendo que asustó al chico sin intención de ello, dio un salto para estar en el suelo y unos cuantos más hasta que estuvo en la entrada al cuarto.

The Prince and The Frog || soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora