¿Fue casualidad o destino?
Esa noche hermosa, caminando por las calles de la feria; esa noche en la que parecía que todo iba bien pero que me aburría como una ostra; esa noche en la que estaba rodeada de gente, pero me sentía sola.
Pero en el momento menos esperado, tú apareciste; sí, tú. Cierto es que no me fijé en ti cuando te paraste a saludar a mi amigo, el cuál me estaba acompañando de camino a los cacharritos, sino que me fijé en tu amigo. Era guapo, alto, con unos dientes perfectos y una mirada encantadora. Ambos pensasteis que mi amigo era mi novio, como suele pensar la mayoría de la gente, aunque él lo hubiera negado al instante.
Nosotros seguimos por nuestro camino, mientras que vosotros os fuisteis por el vuestro. Todo iba bien, estaba junto a mis amigos hasta que se pararon sin ninguna razón y empezaron a hablar entre ellos. En ese momento me sentí excluida, y aunque estaba con más de diez personas, ninguno hablaba conmigo. De repente, uno de ellos me pidió que le acompañara a la caseta donde estaba su padre, ya que le había dicho que a las nueve y media estuviera allí para que cenase con él, y como yo no tenía nada que hacer, accedí y lo acompañé. El amigo, con el que confundieron diciendo que era mi novio, también nos acompañó, ya que si hubiese ido yo sola a acompañarlo me hubiese perdido a la hora de volver.
Caminamos y caminamos, hasta llegar a la caseta, y una vez allí, lo dejamos con su padre y los que le habíamos acompañado nos volvimos a donde estaban los demás. Mi amigo sabía que a mi me había llamado mucho la atención aquel chico atractivo, por lo que me propuso ir a su caseta para que tuviera la oportunidad de conocerlo mejor. Yo, como es evidente, sonreí ilusionada de volver a encontrarme a ese bombón que había conocido hacía apenas unas horas.
Llegamos a la caseta donde se encontraban los dos chicos que había conocido y donde estaban 2 chicas y un chico que no había visto en mi vida. Dos de ellos eran hermanos, y la chica restante era la socia de la caseta. Me sentí un poco incómoda, ya que solo conocía a una persona de las que estaban allí y los demás me sacaban un par de años, sin contar que me habían puesto la silla en la mitad del semicirculo que estaban formando. A parte, no había ninguna conversación que fluyese, por lo que lo único que podía hacer era observar el lugar y las actitudes de aquellas personas de las que estaba rodeada.
Mientras mi amigo no paraba de tirarle indirectas al chico que me había atraído sobre que bailara conmigo una sevillana, a pesar de que yo le hubiera dicho que no podía bailar ya que mi vestido embutido no me lo permitía, tú querías conocerme y saber cosas de mi, como mi edad, mi equipo de futbol preferido,..... Incluso hubo un momento en el que supiste que estaba un poco incomoda, mirando el móvil cada dos por tres, y te sentaste una silla más cercana a la mía y me preguntaste que si me lo estaba pasando bien.
Yo soy tan tonta, que no me daba cuenta de que te estabas intentando acercar a mi, incluso me ofreciste comer sin que yo pagara nada. Mientras que yo miraba a ese chico atractivo, tú me mirabas a mi con una amplia sonrisa.
Cuando me di cuenta de que el otro chico no me iba a echar cuenta, ya que ni siquiera me miraba y tampoco estaba hablando con nadie, me empecé a fijar en ti. Otro de tus intentos de acercarte a mi, fue cuando vinieron las personas a la caseta para cantar y así empezar la fiesta, donde me invitaste a que me levantara y bailara con todo el grupo. Al principio me levanté tímidamente he intenté alejarme de la gente, por miedo a lo que podrían pensar sobre mi, entonces mi amigo intentó que yo bailara poniéndome en el medio del grupo y junto a él tu también intentaste que yo bailara, sacándome a bailar varias veces. Yo estoy tan ciega que no me di cuenta de lo que intentabas. Nunca sabré si es que te gustaba o solo intentabas que yo me sintiera cómoda, o ambas cosas.
Cuando empezó a sonar la canción "Se te nota en la mirada, que vives enamorada", a mi amigo le hizo mucha gracia porque sabía que estaba intentando olvidar a mi ex, aunque siempre tenía esa ilusión de poder verlo otra vez y decirle lo mucho que lo quería. Tu conocías a mi ex y no sería una buena y idea decirte lo que pasaba por nuestras mentes ya que si yo quería algo contigo, sería más difícil de conseguirlo si eres amigo de la otra persona,pero decidimos contártelo de todas formas. En ese momento supe, que te había cogido confianza. En ese momento supe, que ya no me interesaba tu amigo atractivo, sino que me interesabas tú. Empecé a bailar sevillanas con mi amigo, intentando cubrir las partes de mi cuerpo que podrían ser mostradas y notaba como me mirabas de reojo y sonreías mientras alababas nuestra manera de bailar.
Justo en el momento en el que te acercaste a mi amigo y le susurraste al oído mirándome de reojo pensé que yo te atraía, que yo te gustaba, pero de repente tú y mi amigo me preguntasteis sobre que pensaba de aquel chico con la corbata roja. Era muy bajito y rarito. Al ver mi reacción, me aclararon que era porque este chaval estaba buscando un lío, al cual yo no estaba dispuesta a acceder. Me acerque a tu oído y te dije que no quería liarme con él porque no soy así y no me lío con cualquiera, aunque por dentro quería decir que prefería liarme contigo antes de con el chaval con aquella corbata roja. Pero no lo hice, me callé por miedo a lo que dirías y noté como mi garganta se cerraba.
Llegó la hora de irse, y para que mentirnos, no me despediría de nadie, porque nadie había notado mi presencia salvo tú. Te di dos besos en tus finas mejillas y me fui deseando regresar a esa caseta más tarde, pero eso nunca ocurrió. Apenas me reencontré con mis amigos, una de ellas me dijo que su madre ya había llegado para recogernos.
Al día siguiente, te busqué por Instagram y me percaté de que tenías la cuenta pública. Empecé a cotillear y a stalkearte como una buena profesional y me di cuenta de que eras muy distinto a lo que me imaginaba. Cuando yo te ví estabas con una chaqueta muy elegante, afeitado y sin ninguna joya que resaltara demasiado. Pero al ver las fotos me percaté de que tenías pendientes de diamantes, te dejabas barba por la barbilla y tenías un estilo cani que se observaba en la ropa, añadiendo que tenías fotos con puros en la mano.
¿De verdad me interesas? No lo sé. Me gustó mucho esa persona atenta, extrovertida y amigable que conocí en la feria. Esa persona que físicamente se veía muy formal pero que por dentro estaba lleno de sorpresas positivas. Me sorprendí bastante al ver aquellas fotos y no sabía si de verdad quería tener algo contigo por miedo a descubrir que tú no fueras aquella persona que conocí, sino una persona con una mentalidad y personalidad totalmente distinta.
Al próximo día de seguirte, me devolviste la solicitud de Instagram. No sé si significará algo, lo que sí se es que no me escribiste ni me diste me gusta a la publicación que subí unas horas más tarde.
Entonces, ¿Fue casualidad o destino? no lo sé. No sé si fuiste una casualidad que seguirá siendo un conocido, si se convertirá en un amigo o si será el destino que te puso en mi camino. Solo sé que me gustó tu versión de la feria, fiestera y amigable y no el chico de las fotos, cani y solitario.