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our flaws are who we really are
Tres veces en la que Chuuya se preguntó por qué sus novios no lo besaban, y una donde se entera por qué.
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Chuuya tiene la maravillosa suerte de tener dos novios. Sí, dos. Dos personas totalmente diferentes la una de la otra, pero que se aúnan para crear la mejor experiencia que Chuuya ha vivido en su vida. Su forma de mostrar cariño y protección es especial, sus personalidades juegan un papel importante a la hora de exteriorizar sus sentimientos. Sobra decir que Chuuya ama eso.
Por supuesto, para la mayoría de las personas que les rodean, sonaría un poco exagerado expresar dichos pensamientos. Después de todo, tienen diecisiete años, asisten a la escuela y sus futuros todavía son un poco borrosos. Hace años, Chuuya no podría haberse imaginado siendo el novio de ellos dos, pero ahora están aquí y está seguro de que seguirán agarrados de la mano por mucho tiempo.
Pero esto no se trata solo de cuánto tiempo tienen juntos. Aunque sería interesante saber quién fue el primero en dar el paso hacia algo más que amistad o quién ha logrado el conjunto de humillaciones más recordado en la historia. Esto trata más de informarle a todos por qué Chuuya está tan enamorado de ellos. Verás, este es uno de sus últimos años estudiando juntos, por lo que el ruple de tareas que tienen son semejantes, restándole tiempo a sus citas, su tiempo de calidad e, incluso, el tiempo que tienen para pensar en ellos. Dado que Chuuya es uno de los capitanes del equipo de yudo, puede hacer algunas excepciones de vez en cuando y saltarse las largas y agotadoras horas de autoestudio matutino.
No obstante, sus novios no.
Sigma es el tipo de persona que se centra de lleno en sus estudios, a tal punto de olvidar por completo el mundo exterior. Para él no existe más nada que el contenido que el temario frente a sus narices. Chuuya pensó que proponerles a esos dos tarados ser sus novios había sido la cosa más difícil del planeta, pero eso sólo fue porque no había tenido que sacar a Sigma de su estado hiper centrado para que comiera, se aseara o, en general, que se cuidara. Por suerte, se ha tenido éxito.
Su otro novio, Dazai, por otro lado, es la personificación de la pereza. Chuuya no puede entender cómo un tipo que luce desaliñado la mitad del tiempo, que duerme todas las malditas clases y no participa en ningún club o evento organizado por la escuela, es el número uno en las listas de final de año. Su rendimiento académico es uno de los misterios más grandes que el mundo ha presentado. Quizá lo que genera tanto resentimiento en Chuuya es que este larguirucho se burla de él por quedar en segundo puesto el noventa y nueve por ciento de las veces. El nueve por ciento no contado es una extraordinaria excepción donde Dazai le da mimos en vez de provocarlo.
Sea como sea, ellos de todos modos siguen en medio de un ambiente estresado, por lo que Chuuya quiere darles algo para robar su atención, así sea sólo por un momento. La mayoría del tiempo sólo necesita sacarse una selfie, mandarla al chat grupal que tienen y adjuntar algún mensaje estúpidamente cursi para que esos dos saquen la cabeza de sus pensamientos y se animen. Esta vez, Chuuya quiere que sea algo un poco más físico, algo capaz de sorprenderlos.
Esa noche, cuando Chuuya le escribe a Sigma, se encuentra con que está ocupado. Eso no le impide nada. Cuando le pregunta a Dazai, como es de esperar, sólo recibe un emoji conspirador y un simple "creo física cuántica es lo más aburrido, Chuuya". Rodando los ojos, Chuuya le pide que deje la ventana abierta y, cuando el sol cae por fin en la ciudad, Chuuya se escapa de casa.
