El escondite del conejo

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-¿Crees que Alioth estará bien?-preguntó mi compañero de guardia.

-Está confundido.-respondí.-Es nuestro deber cuidar sus pasos, pero no podemos evitar que tropiece.-digo esto, pero... «Me encargaré de librar el camino para que tengan la menor cantidad de obstáculos posibles.»

-Tienes razón, es normal que esté pensando en escapar teniendo que asumir la responsabilidad de dirigir un reino.

-Sumado a que él no era el heredero al trono, por lo que su tiempo de preparación ha sido inferior al de un monarca sucesor.-se hizo un silencio reflexivo. Ambos estábamos preocupados por Alioth, pero somos soldados, también sentimos gran inquietud por el destino del reino. «Y las ideas políticas de Alioth no se ajustan a los Estatutos Reales.»

-Por cierto, ¿no lleva el Rey demasiado tiempo dentro? Pocas veces entra a la habitación de Alioth y cuando habla con él no tarda más de diez minutos.

-Es un día especial. Debe estar dándole consejos de cómo ser Rey y no morir en el intento.-de pronto Lana salió de la habitación tan rápido que ni siquiera reparó en nuestra presencia.

-Mira, el príncipe no es el único que quiere escapar esta noche.

-Iré con ella.-dije sin pensar en mi función.

-No puedes dejar tu puesto.-advirtió Debir.-El Rey saldrá en cualquier momento.

-Si el Rey pregunta dile que uno de los guardias nos informó de actividad sospechosa y por eso me fui.

-De acuerdo.-aceptó titubeante-.Asegúrate de que Lana está bien y regresa lo más pronto posible.-asentí y me encaminé detrás de ella.

Recorro los pasillos a toda prisa por la dirección en la que Lana se fue.
«¿De qué huyes esta vez?»
La veo llegar al final de un pasillo, entrando a una habitación y cerrando la puerta con fuerza.
«El conejo encontró un escondite.»

-¿Lana?-la llamé sin abrir la puerta. No me sería difícil abrirla incluso estando puesto el seguro, pero prefiero esperar a que ella me permita entrar.-Sé que estás adentro.

-Por favor, vuelve a tu guardia, te meterás en problemas.-«Su voz... Está llorando.»

-Le pedí a Debir que me cubriera.-no hubo respuesta.-¿Podemos hablar?

-Quiero estar sola.-«Una mentira.» Es todo lo que necesito para no hacer caso a sus palabras.

Retrocedo, concentro toda mi fuerza en mi brazo izquierdo y empujo la puerta, consiguiendo abrirla con un estruendo.
En un rápido recorrido visual a la habitación entendí porqué se ocultaba aquí.
Hay un ventanal, pero por la ubicación del área está bloqueado por una torre, por lo que seguramente sólo habrá iluminación hasta las cuatro de la tarde. A lo lejos se puede escuchar el murmullo de la vida campestre. Aunque en cuestión de horas esta habitación quedará a oscuras, el tenue ruido jamás se apagará.
«Le gusta la oscuridad, pero no la soledad.»
Apenas se filtraban los últimos rayos de sol, rayos que caían sobre una chica sentada en el suelo, con una expresión entre sorprendida y afligida.

-No quise hacer eso, pero mentiste. Sabes cual es nuestra regla de oro.-cierro la puerta. «Debo recordar pedirle a Debir que la arregle luego.» Me siento arrodillada frente a Lana, puedo notar como tiembla ligeramente, miro sus ojos que empiezan a cristalizarse.-No mentirás.

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⏰ Última actualización: May 16, 2023 ⏰

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