Presión social

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Siempre había temido el instante en el que tuviera que besar a otra persona.

No porque no lo deseara, o porque nunca me hubiera gustado nadie, sino porque era lo suficientemente mayor como para ser la única que todavía no lo había hecho.

¿Por qué tenemos tanta presión sobre el desarrollo de la sexualidad? ¿Por qué nos sorprendemos cuando alguien no ha dado su primer beso o se ha acostado con otra persona? ¿Por qué incluso nos sorprendemos si una chica se masturba o un chico no lo hace?

He pasado toda mi vida dejando que la vergüenza me comiera viva. Por masturbarme. Por no haber besado a nadie. Por ser demasiado mayor como para no haber experimentado con otra persona.

Y es horrible sentirse un bicho raro. Sentirse que no encajas por no tener sexo. ¿Por qué hay tanta prisa? ¿Por qué es tan importante empezar a desarrollar esas actividades prematuramente?

Aplauden al que da su primer beso y se acuesta en la adolescencia y miran con sorpresa al que tiene veinte años y ni siquiera se ha dado la mano con otra persona.

No se trata de esperar a la persona correcta, o de hacerlo con prisas por decir que lo has hecho. Se trata de estar preparada, de que te guste la persona, de que quieras experimentar.

Aun así, incluso cuando esperas a esa persona que te guste tanto que no puedas aguantarte las ganas, puede que pase sin que aparezca.

Puede que en una borrachera, nublada por el alcohol, te líes con un extraño. Y puede que te quites el peso de la sociedad de encima, ¿pero realmente significa que ahora vas a hacerlo cada vez que puedas o con la primera persona que aparezca?

Lo más probable es que si había esperado, o si no habías tenido el valor antes, y lo has hecho gracia al alcohol, es que vuelvas a ser la misma de antes y que no vuelvas a besar a nadie. Porque tu objetivo era sentir, y no besar porque si.

O simplemente tenemos miedo. Tenemos miedo de dejarnos llevar, de no poder controlar lo que la otra persona piensa y hace, de decepcionar.

Una vez, tuve ganas de llorar por parar. Tuve ganas de llorar por haber cortado una situación. Me sentí mal por la otra persona. Porque sentí que quería más de lo que estaba dispuesta a dar, y quise llorar por no poder darle lo que quería.

¿Hasta qué punto hemos llegado? ¿Hasta que punto hemos normalizado el llegar al final por un simple beso?

No hay prisas. No hay ninguna carrera que ganar.

Solo hay que sentirse libre cuando hagas lo que quieras.  Solo si sonríes, merecerá la pena.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2023 ⏰

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Poemario: Las sílabas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora