Parte 3

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Fue el dolor de cabeza lo que me hizo que me despertarse para ir a clase, otro día más, pero ya era el último año de instituto así que solo tenía que hacer un poco más de esfuerzo y pronto saldria de ese infierno. Poder estudiar peluquería que era lo que realmente me gustaba.
Después de ese fin de semana agotador pasaron varios días que no hablé con ninguno de los dos chicos, si que Víctor me hablaba a veces, pero yo simplemente le ignoraba. Le conté todo a mi amiga Sandra, ella se quedó sin palabras, pero me repitió varias veces que le enseñará lo que el chico del pelo rubio me había contado y le dijera. Yo pensé que mejor dejar las cosas como estaban.

-De verdad, inténtalo.
-Mejor no, siempre me va a pasar lo mismo
-¿Y si le gustas de verdad?
- ¿Y si es solo una burla?

Me puse nerviosa y casi llorando, si, ese miedo me hacía ponerme a llorar, pero no podía evitarlo. Mi amiga me abrazo muy fuerte y dejamos pasar el tema.
Llegue a casa, me puse a estudiar y vi que poco a poco mi habitación estaba más vacía. Ya mi hermana se estaba mudando y dentro de poco iba a visitar la casa, quedarme a cenar y hacer algo diferente.
Eso me emociono un poco, mi madre entró a la habitación y me dijo de ir de compras para redecorar mi habitación.
Por fin tendría todo a mi gusto. Me animé, me puse unos vaqueros, una camiseta, una sudadera y me bañé en perfume para irme.
Fuimos en tren hasta el centro de Barcelona, fuimos a unas tiendas donde había muchas cosas frikis y me llevé unas cuantas cosas.
Cuando llegue a casa lo guarde todo para cuando pudiera, dejarlo todo a mi gusto.
Volví a encender el ordenador para acabar unos deberes que tenía pendientes y sin darme cuenta, cuando estaba mirando el libro que estaba leyendo, el sonido del Messenger me alertó de que alguien me había escrito.

-Hola, se que no quieres hablarme, mi amigo Lexis me dijo en burla que habias pasado de mi por un mensaje que te envío, lo vi en su ordenador, no me ha parecido nada bien. No te estaba mintiendo pero fue grosero por su parte porque puede que sientas que hasta yo he participado en algo para hacerte daño, todo lo contrario, me gustas de verdad, te acabo de conocer y puede que no me creas, pero por favor, háblame y seamos amigos.

Leí varias veces el mensaje, sentía que el corazón me dio un vuelco y que esas palabras podían ser sinceras, o al menos, quería creer eso.
Llegó el momento de dejar los miedos a un lado, y bueno, tener su amistad.

Acepte, le dije como me había sentido y no rechace su amistad. Nos pusimos hablar de mil cosas, a conocernos, contarnos nuestros gustos, aficiones y en ese momento llegó las 12 de la noche. Era tarde pero me no quería dejar de hablar con él, me gustaba como era, era encantador.
Tuve que despedirme, ya era hora de dormir, me esperaba unos días muy duros en el instituto, muchos exámenes y él pues tenía que trabajar y estudiar así que no podíamos compaginar mucho nuestras charlas.
No tuve más remedio que hecharle de menos y dormir.

-Buenas noches, Víctor.
-Buenas noches, bella.

Con esa sonrisa boba que tenía en mi cara, con un sueño, me metí en la cama, me acurruqué y me quedé plácidamente dormida.

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