26

276 30 7
                                    

"Rayos." Gemí, aunque no precisamente por la misma razón que en la madrugada.

"Ayer no te quejabas tanto."

"Suguru, cállate."

Dos semanas habían pasado desde que Suguru me dijo que me amaba. Fueron dos semanas realmente hermosas, sí, aunque como siempre, todo lo bueno tiene su final. Me tocaba volver a clases y no deseaba pensar en cómo estarían esas personas que tantas excusas buscaban para hacerme sentir inferior.

Aunque ahora el solo pensar en el inmenso dolor en mi parte baja tampoco era algo lindo para pensar.

"¿Ya te dije que amo lo precioso que te ves enojado? Ahora mismo podría detener el auto y..."

"Te juro que si me tocas la polla una vez más, te denunciaré por explotación sexual."

Escuché su agradable carcajada y sonreí, dirigiendo la mirada a lo rápido que su auto avanzaba, dejado atrás las calles de mi vecindario y avanzando hacía la universidad. En realidad, las cosas habían salido más que bien después de aquel día.

Quizás aún no le decía a Suguru que lo amaba, pero estaba seguro que él lo sentía y eso me hacía feliz, como cuando dormíamos abrazados, mi espalda contra su pecho y yo entrelazaba mis dedos con los de su mano, recordándole lo importante que era para mí.

Él también había cambiado un poco, aunque no sabría decir si fue un cambio o si es solo que ahora estoy conociendo al verdadero chico detrás de la faceta de alfa dominante que tiene la mayor parte del tiempo.

Cada día me convenzo más que él no es un perfecto alfa. Por ejemplo, cada día que se quedaba a dormir en mi casa, a la mañana siguiente me encargaba de despertarlo para que vaya a trabajar y muy por el contrario de un alfa responsable y maduro, se aferraba a mi cuerpo y no me permitía moverme sino hasta que Yuzuha casi le rompía el celular a timbradas. O cuando iba a recogerlo a mi casa, eso también se había hecho una mala costumbre.

Suguru ahora era él mismo y no podía estar más feliz. Sonreía, hacía comentarios irónicos y reía con tal fuerza, hasta inclinar su cabeza hacía atrás o cubrir su boca con sus bonitas manos. Incluso sus gestos al hablar con Asher hacían todo mucho más encantador.

Perfecto para mí, no había otra forma de describirlo.

"¿Estás nervioso?"

"Algo." Suspiré, volviendo a dirigir la mirada a él. "No todos los días vuelves después de vacaciones siendo la pareja de uno de los alfas más codiciados de todo Tokio ¿Sabes?"

"¿Te molesta eso?"

"Para nada." Observé el edificio de la Universidad tan cerca y suspiré. "Es que... Es complicado, supongo." Junté mis manos y empecé a jugar con mis pulgares, hasta que sentí el auto detenerse y como se quitaba el cinturón de seguridad, volteando a mirarme.

"¿Quieres hablar de eso?"

"Sinceramente no." Le regalé una pequeña sonrisa, quitándome el cinturón también para estirarme y robarle un pequeño y rápido beso. "¿Me vendrás a recoger?"

"Claro, tengo una reunión en una media hora, pero haré que acabe antes de que salgas ¿De acuerdo?"

"Gracias." Suspiré, admirándolo por unos segundos, permitiendo que el silencio diga todo lo que yo no me atrevía a decir en voz alta.

Él se había convertido en mi mundo completo sin darme la opción de negarme, tal cual un alma gemela y su misión al entrar en tu vida. Suguru me hacía sentir mejor persona, alguien más alegre, más feliz y mucho más animado.

Así que prometí en ese mismo instante que daría todo de mí para que nada me quitara la sonrisa que él creaba en mis labios.

"¿Qué pasa, eh? ¿Te debo dinero o es que quieres besarme, jovencito?"

The Perfect Omega [NiraShiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora