A la mañana siguiente. Bah, a quien engañaba, ni siquiera sabía si ya estábamos de mañana, tarde, noche o los efectos del no haber pegado un ojo en toda la madrugada me estaban afectando. Las suaves luces de fuera entraban por las ventanas, así que me apresuré a levantarme, dirigiéndome a la cocina para prepararle su desayuno a Asher, él no tardaría en llamarme y no quería que me viera en ese estado.
Mis ojos pesaban, mi cuerpo igual, me dolía hasta pestañear y la cabeza me zumbaba cada que la movía, quizás debido a la mala posición en la que estuve por tanto tiempo. Mi celular se había descargado, pero confiaba en que Hikari llegaría en cualquier momento, así que, con tranquilidad, le hice su mamadera a mi pequeño y subí las escaleras para esperar a que despierte.
Asher dormía como el completo ángel que era. Me senté en la esquina de su cama y aparté sus cabellos de su frente. A simple vista, él no parecía mi hijo, Asher se veía tal cual un ángel sin alas, como cualquiera se los imaginaría.
A veces, entre tantas tinieblas, me gustaba imaginarlo como eso, como el ángel que me había enviado alguien allá arriba para que yo no me dejara caer. Él cuidaba de mí y yo de él, como dos compañeros en el crimen más que como padre e hijo.
"No puedo vivir sin ti." Articulé, sin permitir que las palabras salieran de mi boca, buscando no despertarlo. Para mi sorpresa, no fue hasta después de pronunciar eso que mi pequeño bebé se despertó. Se removió en la cama apenas un poco y estiró sus pequeños brazos, abriendo sus parpados y pestañeando repetidas veces, mostrándome sus preciosas pestañas. Él bostezó y sonreí, ayudándolo a destaparse un poco, mientras sobaba uno de sus ojitos con su puño cerrado.
"¿Papá?" Dijo, mirándome. "¿Mejo'?" La r se enredó en su lengua dormida y acaricié su labio, asintiendo. Él me miró por unos largos segundos. "Nop." Aseguró después, frunciendo el ceño. "Mentes."
"No miento." Le ayudé a levantarse, sentándolo a mi lado, al borde de la cama. "Deja de juzgar a papá, alfa engreído ¿Qué te andas creyendo tú, eh?" Sin darle tiempo de responderme, dejé que mis dedos se coloquen sobre sus costillas y empecé a hacerle cosquillas. Asher se retorció entre carcajadas sueltas, tratando de alejar mis manos, tumbándose a la cama, sacudiendo incluso sus pies, buscando liberarse, gritando entre tanta risa con su tierna y suplicante voz.
Lo solté antes de que termine ahogándose entre risas y entonces él se relajó. Respirando entrecortadamente, me miraba con su ceño fruncido, tratando de ocultar una sonrisa que deseaba aparecer desde la comisura de sus labios. Tomé su biberón con leche y se lo entregué, ganándome su perdón. Asher iba a colocarse sobre mis piernas para tomar, cuando ambos escuchamos el timbre.
"¿Niragiiii?" Dijo él casi al instante, sacándome un profundo suspiro. Acomodé su cabello de nuevo, negando.
"No, enano, no es Niragi." Lo cargué con rapidez, bajando las escaleras con él en brazos, mientras Asher mantenía su biberón en sus manos, evitando que se le cayera.
Una vez llegamos al primer piso, senté a Asher sobre el sofá, no lo había cambiado aún, pero la pijama no estaba sucia, así que si hacía falta irme con Hikari con él vestido de esa forma más un abrigo, no me importaba, todo fuera por salir de esa pesadilla de una buena vez.
Caminé hasta la puerta con la misma lentitud con la que estaba caminando para hacer absolutamente todo, mi cuerpo pedía con urgencia un descanso pero mi omega me impedía cerrar un solo ojo. Sabiendo que mi hijo estaba en peligro, los rugidos de temor y chillidos de miedo que salían desde el fondo de mi ser, alertándome de la inestabilidad de mi omega, eran lo suficientemente fuertes como para impedirme dormir por más de dos minutos.
Sorbí por la nariz una vez coloqué la mano en el pomo de la puerta, no olía nada, mi nariz estaba tupida al igual que mis ojos cansados, pero no había problema, de algún modo me relajaría lo suficiente para dormir una vez Hikari esté con nosotros y nos lleve a algún lugar, muy, muy alejado de la pesadilla.
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The Perfect Omega [NiraShiya]
FanfictionCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Shuntaro Chishiya tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encarg...