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Mingi, un hermoso chico de alta estatura, cabello castaño y hermosos ojos atigrados. A su vez, era considerado como alguien inteligente, sus notas siempre fueron altas y a pesar de su personalidad algo rebelde, siempre destacaba. Era bueno en los deportes, principalmente en básquet y fútbol. Podría decirse que Mingi era el tipo ideal de cualquier persona, y, aunque aún no ha tenido algún romance durante sus 17 años, seguía con las esperanzas de conseguir algún chico que cumpliera con sus expectativas.

Había llegado lunes, su primer día de trabajo en la cafetería. Estaba algo ansioso, nervioso, feliz y entusiasmado, una mezcla de muchas emociones que no sabría cómo controlar.

Ahora mismo no sabía qué hacer, estaba dando vueltas en el mismo sitio sin parar hasta que San entró a su habitación con el desayuno preparado; una taza de café con unas tostadas que contenían las preciadas fresas de Mingi.

― ¿Estás listo para tu primer día de trabajo?― San se encontraba igual de emocionado que su amigo. Dejó el café y las tostadas en el escritorio cercano y nuevamente se acercó a Mingi, rodeándole los hombros en un abrazo amistoso. ― Minky, no estés nervioso, te irá bien, eso te lo aseguro. ― Mostró una sonrisa hacia Mingi, dándole apoyo a través de ese tierno gesto.

― ¿Y si no me va bien? Tengo miedo, Sannie. ¿Y si hago todo mal? Sé que sólo estoy encargado de anotar los pedidos pero aún así, tengo miedo de cometer algún error en eso, ¿y si no era lo que el cliente quiere? ― Mingi estaba tenso y a simple vista se notaba, pero San logró calmarlo al segundo.

― Minky, si sigues cuestionándote así, entonces no te irá bien. Tienes que pensar en positivo, vamos, es tu primer día, lograrás hacerlo bien. Yo iré a verte, espero ser tu cliente estrella. ― Soltó una pequeña risa y Mingi se sintió conmovido, riendo también. ― Bien, necesito que tomes tu café, que seguramente ya está frío de tanto que te preguntas cosas sin sentido.

Mingi no esperó más y bebió su taza de café, y en efecto, se encontraba algo frío debido a la espera, sin embargo, eso no le molestó. A Mingi no le gustaban las cosas tan calientes, así que no fue un problema para él.

Quizás San tenía razón... No le iría mal, ¿cierto? Realmente esperaba que no. Quería que todo vaya de maravilla, o al menos no cometer algún error, no quería ser despedido en su primer día.

― ¡Mingi, apúrate, vas a llegar tarde!

Esas palabras fueron las suficientes para sacar a Mingi de su bucle infinito lleno de preguntas, su cuerpo reaccionó y salió de la habitación con una tostada a medio comer.

Será un día bastante interesante.
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Enchanted | YunGi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora