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Donde Mingi conoce a un lindo chico en su horario de trabajo. Un cliente que viene frecuentemente.
"― ¿Algo más que quisiera pedir?
― Yo... Quisiera poder conocerte."
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Un nuevo día daba comienzo, y Mingi estaba ansioso por llegar a su trabajo. Se sentía feliz por alguna extraña razón, quizás era porque no dejaba de pensar en aquel chico cuyo nombre es Yunho.
Era extraño para él, podría decirse que era la primera vez que se sentía de tal manera, y eso le asustaba un poco. ¿Qué tan malo o bueno puede llegar a ser el amor?
Cualquiera diría que es ridículo que te atraiga alguien con tan sólo verlo de vista... Pero era la primera vez que le sucedía esto a Mingi, era... ¿Extraño?
Estaba tan centrado en sus pensamientos, que ni siquiera volteó cuando San entró a la habitación.
San miró a Mingi con notable curiosidad, ¿qué le pasa y por qué tiene esa cara?
― ¿En qué piensas tanto? Te veo en las nubes.
Chico nubecita...
― Oh... En nada, simplemente mis viajes astrales.
― Eso es raro... Te traje el desayuno. Y cuéntame, ¿cómo te fue ayer?― San sonrió, dejando la taza que contenía café junto a las tostadas en aquel escritorio que pertenecía a Mingi.
― Me fue relativamente bien, pude hacer amigos, si es que se podría considerar así...
― ¡Eso es perfecto! Me alegra, Minky.― Se abalanzó a Mingi, abrazándolo con cariño.― Verás que todo irá bien, eso te lo aseguro. Ya pudiste el primer día, luego te irá mucho mejor.
― San...― Una mirada pensativa y con algo de temor observó a San, quien ahora cambió su expresión feliz a una seria.― ¿Alguna vez te ha pasado que... Has visto a un chico y aunque no lo conozcas del todo, te pareció lo más tierno que llegaste a ver?
― De hecho... Sí, me ha pasado, ¿por qué la pregunta, Minky? ¿Acaso ya has fichado a alguien?― Una sonrisa burlona apareció en el rostro de San, pero al ver a Mingi con las mejillas rojizas, se sorprendió.― No me digas...
― Ya sé que es muy apresurado decirlo, pero... Es el chico más lindo que he visto. Aunque, no puedo decir que me gusta, quizás me atrae un poquito... Sólo un poquito.
― Ay, Minky. Entonces, en algún momento deberías hablarle, quizás no ahora, pero cuando tengas la oportunidad.
Mingi, un poco confundido, asintió con su cabeza y desvió su mirada hasta la taza de café que se encontraba en el escritorio.
― El café estará frío, así que es mejor que comiences a beberlo ahora. Yo estaré abajo.
San salió de la habitación, dejando a Mingi solo y pensativo. Quizás... Debería tomar su café y no pensar mucho, después de todo, ese chico era un completo desconocido para él, un lindo desconocido.
